INÉDITA POSICIÓN OPOSITORA:
CALUMNIA, NO HACE CRITICA
NO CUESTIONA AL GOBIERNO MORENISTA, COMO
SE DEBIERA, NI TIENE SOLUCIONES A PROBLEMAS
Ser partido opositor hasta el 2018 era relativamente sencillo: Resultaba fácil acusar a los partidos en el poder de corruptos e ineptos, porque lo eran. Empero desde antes el PRI y el PAN se habían contagiado recíprocamente: el primer inoculó al segundo el virus de la corrupción e ineptitud; el segundo, su derechismo fundacional.
El resultado fue un poder público priista y panista corrupto, inepto y derechista. Se hicieron iguales, en lo peor de cada uno, pero mantuvieron formalmente su condición de adversaros ideológicos, de distintos y el de leales opositores en cada caso; sobre todo, cuando el panismo fue partido gobernante 12 años seguidos.
Eran rivales de mentirita, e identificaron como su verdadero y común adversario a la izquierda, hasta la salida del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyo actual grupo directivo, en su papel de sepultureros de la organización, también se derechizaron y corrompieron.
Aun en estas condiciones, lo esperable era una oposición derechista fuerte, numerosa, por la unidad en la acción contra el Morena, propositiva, útil como cuestionadora de las acciones y resultados gubernamentales que pudieran ser socialmente negativos. No ocurre así.
PRI, PAN y PRD optaron por entregarse a esa reducida, pero poderosa fracción ultraderechista de la oligarquía criolla, cuyo operador político, Claudio X: González, está convertido en el verdadero jefe y patrón de los dirigentes nacionales y nominales de las tres organizaciones opositoras.
Todo ello ya es negativo para el sistema de partido, para la democracia y para los mexicanos, pero la situación se complica, porque se trata de una oposición extraviada en este su papel. No asume el de cuestionadora inteligente, eficaz e informada de las fallas del gobierno morenista, sino que ataca con mentiras, calumnias y adicionalmente carece de figuras de arraigo popular y de capacidad para crecer y convencer a la mayoría de la justeza de su causa. Y es mezquina.
Los tres partidos, a pesar de que renunciaron a sus principios ideológicos originales; los traicionaron y no muestran interés alguno por recuperarlos, como oposición unida, son ineicaces, su identidad está diluida y no crecen, como lo muestran las estadísticas oficiales de sus resultados en las urnas. La jerarquía ideológica, política y cultural de su abanderada presidencial es ejemplo de su extravío general.
Esta oposición no atrae votantes y su campaña antigobiernista basada en mentiras, no convence más que a los convencidos, a pesar de contar con todo el respaldo de los grandes medios informativos impresos, electrónicos y sus periodistas estrella, propiedad o al servicio de la esa ultraderecha empresarial que tiene como operador a Claudio X. González.
Los electores saben que los intereses generales que representan y defienden el PRI, PAN y PRD son contrarios a los suyos y de la mayoría de la población, por ello su unidad sólo les da para sobrevivir, no para recuperar el poder.
