*En la acumulación de fuerzas progresistas estuvieron maestros y obreros.
De la redacción
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la cuarta transformación del país no son actos espontáneos, sino la culminación de una serie de acontecimientos y etapas de lucha que datan desde 1919, cuando se fundó el Partido Comunista Mexicano (PCM), ya desaparecido, y hechos trascendentes, entre los cuales sobresale el movimiento estudiantil de 1968, aplastado a sangre y fuego el 2 de octubre de 1968 por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
José Guadalupe Manzo Acevedo, académico e investigador de la UNAM, explicó lo anterior y aseveró que, precisamente, por la relevancia de esa lucha estudiantil y social tiene plena vigencia la consigna del “2 de octubre no se olvida”, que resonó durante la marcha y el mitin organizado en la capital del país al cumplirse 55 años de la masacre, ejecutada contra quienes sólo demandaban libertades y una verdadera democracia, no la simulada por un régimen agotado ya desde entonces.
Se trató, reiteró Manzo Acevedo, de un movimiento juvenil importante en el proceso de acumulación de fuerzas de la izquierda y corrientes progresistas, como lo fueron las luchas magisteriales, sindicales, especialmente de los trabajadores ferrocarrileros, los electricistas, los médicos y los maestros, que aparentemente fueron derrotadas en su momento, pero representaron eslabones de la poderosa cadena de la estrategia para el cambio, logrado en el 2018.
En seguida explicó que así como el movimiento estudiantil de 1968 y la masacre del 10 de junio de 1971, más que el debate al interior del PCM, evidenciaron la naturaleza autoritaria, antidemocrática, represiva e intolerante de un gobierno priista, inscrito en lo que Mario Vargas Llosa (entonces no ultraderechista), denominó la dictadura perfecta, también la rebelión neozapatista de Chiapas en 1994 aportó a esa acumulación de fuerzas progresistas, al exponer las condiciones de miseria y exclusión de los grupos indígenas, abundó el académico.
Aclaró que si el principal mando del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se extravió y llegó a hacerle el juego al PRI, con esa consigna de no votar en la elección presidencial del 2006 y su intento de postular una candidata independiente, que le hubiera restado voto a Morena en 2018, eso no borra la aportación de los indígenas chiapanecos a esa acumulación de fuerzas comentada.
Lo que está pasando en el país con el proceso de transformación no lo entiende la derecha y, menos, la ultraderecha partidista y empresarial, porque no tienen tradición, ni antecedentes de lucha verdaderamente democrática y en beneficio de las mayorías. Su trayectoria es de actos en beneficio de los minoritarios, pero poderosos intereses económicos, causantes del empobrecimiento de la población, la desigualdad económica y la corrupción, recalcó al examinar los 55 años de la matanza de los estudiantes en Tlatelolco.