*Se trató de un fenómeno no registrado antes, y podría repetirse.
De la redacción
Científicos del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos están preocupados por la inutilidad de su modelo de pronóstico, incapaz de prever el acelerado aumento de categoría de huracán Otis, que golpeó Acapulco el día 25 de este mesy ocasionó la mayor devastación en la historia del país por un fenómeno meteorológico.
Dicho Centro especializado da seguimiento total a este tipo de fenómenos, desde que se forman como depresión tropical, hasta que evolucionan de categoría y se convierten en huracanes o se disipan en los mares. Así lo hicieron con Otis, desde el día 22, y sus equipos y alta tecnología, presuntamente de última generación, no previeron cuál sería su comportamiento final.
Nunca un ciclón como el que destrozó a Acapulco había subido de categoría en tan poco tiempo. En menos de 12 horas pasó de tormenta tropical a huracán categoría 1,2, 3, 4, y 5, el más potente de los que se registran pocas veces, sin que lo previeran los expertos del citado CNH.
Existen hipótesis, pero la falla en el pronóstico obliga a replantear el modelo de pronóstico y la tecnología, que fueron ineficaces. El problema es que puede ocurrir lo mismo; es decir, fallar, en otros casos, lo cual despierta preocupaciones, pues el cambio climático, expresado en el calentamiento global, ocasiona fenómenos meteorológicos atípicos, pero que podrían ser comunes en el futuro, si gobiernos nacionales e industria no cumplen las metas de la Agenda 2030, que busca reducir el calentamiento global.
Para el caso de Guerrero, antes la temporada de lluvias terminaba en septiembre, y en octubre ya entraba lo que los campesinos llamaban “las secas”, y ni por equivocación caían aguaceros a partir de la segunda mitad de ese meses hasta la siguiente temporada de lluvia, algo diametralmente distinto a como ocurrió ahora con “Otis”.
Y si ninguno de los científicos del CNH estadounidense con la tecnología de punta con que cuentan, pudo pronosticar su comportamiento en menos de 12 horas, menos podían hacerlo los de Servicio Meteorológico mexicano.