SIN CORRUPCIÓN, EL GOBIERNO
ESTATAL PODRÁ HACER MUCHO
LOS PROBLEMAS Y NECESIDAD DE FONDOS PARA
RESOLVERLOS SON GRANDES, EXIGEN USO EFICAZ
Desde hace años el gobierno del Estado de México ejerce el mayor presupuesto de todas las entidades federativas del país, por encima de la ahora Ciudad de México y antes, Distrito Federal. También su población es la más numerosa en la República.
En contrapartida, acumula también grandes y graves rezagos sociales, además de problemas delicados de reciente data, como el de la escasez de agua potable y la contaminación de los pocos cuerpos de agua que aún le quedan. Esta insuficiencia del vital líquido es compartida por la mayoría de los estados, pero la situación es más grave en suelo mexiquense porque afecta a sus casi 18 millones de habitantes. En ninguna otra entidad federativa el fenómeno daña a tantas personas.
Muchos de los problemas colectivos crecieron y se acumularon por el desinterés de las autoridades estatales para atenderlos y resolverlos, porque tuvieron condiciones presupuestales para ello, pero faltó interés en hacerlo y ahora los heredaron al gobierno de la maestra Delfina Gómez Álvarez.
Esta realidad no debe olvidarse cuando se examine el monto del presupuesto estatal de casi 378 mil millones de pesos para el próximo año, en estudio para su análisis, dictamen y eventual aprobación por la representación popular, cuyas bancadas opositoras, por voces de sus coordinadores anticiparon que recibirán minuciosamente la iniciativa y la apoyarán en todo lo que beneficie a la sociedad.
El desinterés por atender las necesidades colectivas se agravó con la corrupción, ese cáncer social cuyos efectos perniciosos van más allá de los montos involucrados en cada acto corrupto. No se exagera si se afirma que la corrupción adquirió rango de política de Estado, que dañó al país y al Estado de México.
No otra cosa fueron las bases sentadas por el presidente Carlos Salinas de Gortari al modificar la Constitución para suprimir del catálogo de delitos graves, sin derecho a fianza, el ilícito de corrupción, lo cual dio lugar al saqueo impune de bienes de la, nación, la privatización de empresas y los negocios perjudiciales para la sociedad, por cuenta de un reducido grupo de la iniciativa privada, amigos de los poderosos de cada momento, quienes en pocos años pasaron de empresarios medianos, o incluso simples funcionarios, a multimillonarios en la lista de la revista “Forbes” de los más ricos del mundo.
Por esa misma corrupción creció la pobreza, desigualdad, marginación social y económica, aun cuando el gobierno dispuso de grandes ingresos, fueron absorbidos por la corrupción desbordada, en la cual participaron empresarios corruptos, e incluso los propios funcionarios públicos crearon empresas proveedoras de bienes y constructoras que contrataron con los gobiernos, como mecanismo de saqueo.
La gobernadora Delfina Gómez Álvarez adquirió el compromiso de luchar decisivamente con la corrupción en el Estado. De cumplir con esta bandera de Morena y la cuarta transformación, los cerca de 378 mil millones de pesos se traducirán y notarán en mejores niveles de bienestar de los grupos más vulnerables, y en la reducción de los rezagos sociales.
Es deseable que así ocurra en una entidad federativa severamente castigada por el fenómeno corrupto y corruptor que prevaleció en el Estado durante toda su historia, acentuado durante el presente siglo, y cuyos efectos se expresan en el abandono institucional de la mayoría de los mexiquenses y los elevados problemas de pobreza y pobreza extrema.