COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LA ADELANTADA Y FÉRREA LUCHA POR LA PRESIDENCIA DE
LA REPÚBLICA, EL FONDO DE LO OCURRIDO EN NUEVO LEÓN
El descomunal enredo, verdadero caos constitucional y legal generado en Nuevo León por la confrontación entre el gobernador Samuel García Sepúlveda y los diputados locales de Nuevo León, militantes del PRI y el PAN, no debe examinarse en forma aislada del escenario nacional de la lucha por la presidencia de la República el próximo año. El desaseo y hasta violaciones a la Constitución por parte de la mayoría legislativa en el Congreso de esa entidad federativa, al designar a dos gobernadores interinos, quienes estaban impedidos constitucionalmente para asumir el cargo, porque eran funcionarios del Poder Judicial Local y de la Fiscalía General de Justicia neoloneses, deben analizarse a partir de la desesperación de la derecha y la ultraderecha empresarial, PRI y PAN por recuperar sus privilegios.
Como en este espacio digital se ha informado, todo de derivó después de la obtención por parte del gobernador neolonés de la precandidatura presidencial única del Movimiento Ciudadano, lo que preocupó sobremanera a los adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de la cuarta transformación, quienes impusieron al PRI y PRD a la panista Xóchitl Gálvez para abanderada para la elección presidencial.
Estos intereses oligárquicos sabían y saben que sólo una gran división en Morena generaría posibilidades de triunfo en esa elección y la impulsaron en sus medios. Inicialmente despertaron las ambiciones del senador Ricardo Monreal Ávila, entonces coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política (jucopo). Lo sedujeron con la apertura de espacios en los diarios impresos y noticieros electrónicos.
Entendían que si ganaba la postulación presidencial también ganaría la elección constitucional, desde la cual les devolvería los privilegios suprimidos por el presidente de la República, como el perdón del pago de impuestos sobre ganancias, los contratos con sobreprecios de hasta mil por ciento para las compras gubernamentales de bienes y servicios y los contratos para obras públicas en los mismos términos y otras grandes prebendas.
La derecha y ultraderecha empresariales apostaban a que si Monreal Ávila no ganaba la candidatura en cuestión, abandonaría a Morena, por lo que podría aceptar la postulación del PRI, PAN y PRD, con posibilidades de triunfar como opositor o ser abanderado del Movimiento Ciudadano, para quitarle voto a Morena y sus aliados y elevar la oportunidad de victoria de la abanderada de sus brazos electorales, que ya había decidido que lo fera la panista hidalguense.
El coqueteo de Monreal Ávila con la oposición le debilitó al interior de Morena, más presuntos incumplimientos de compromisos con el PRI, PAN y PRD en el desahogo de iniciativas de leyes importantes, le hizo perder también interés en la oligarquía mexicana, que lo abandonó. Después repitió el esquema con Marcelo Ebrard, a quien finalmente se desgastó en su rechazo al triunfo interno de Claudia Sheinbaum por la coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación. Amenazó con renunciar al morenismo, para ser candidato presidencial del MC, pero no lo consiguió y, al igual que Monreal, fue marginado por la derecha y la ultraderecha empresarial.
En este panorama de la lucha por la nación emergió la candidatura de Samuel García a la presidencia de la República, y en sólo 10 días logró entusiasmar a segmentos de las clases medias del país, a costa del precario respaldo que había acumulado Xóchitl Gálvez. Eso preocupó a sus patrocinadores, quienes otra vez mediante el poder fáctico mediático puso en marcha una furibunda campaña de desprestigio contra el mandatario neoleonés.
No lo querían en las boletas de la elección presidencial, por el riesgo de que le arrebatara votos a Gálvez. En esa estrategia figuró la mayoría legislativa local y el Poder Judicial de la Federación. Lograron anular la precandidatura presidencial de Samuel García Sepúlveda, pero le dieron mucha publicidad gratuita al MC a escala nacional, que aparece como víctima de esos intereses, lo que le permitirá obtener una buena votación, a costa de Xóchitl Gálvez, justamente lo que trataba de evitar con el enredo en Nuevo León.
La vuelta del gobernante a su cargo enredó más las cosas, porque no se sabe qué pasará con la licencia legislativa de 6 meses concedida por la mayoría legislativa local, y no hay disposiciones constitucionales y reglamentarias que señalen la ruta para anular la licencia. En todo caso, lo ocurrido responde a los intereses de la ultraderecha empresarial, promotores de la candidatura de la senadora panista. Esto no debe olvidarse al examinar el “caso Nuevo León”.