COORDENADAS POLÍTIXCAS
MACARIO LOZANO R.
LA IMPUNIDAD DEL GENOCIDIO QUE PERPETRA ISRAEL
EN LA FRANJA DE GAZA CONTRA EL PUEBLO INDEFENSO
Mucho se ha criticado la insuficiente reacción de rabia y condena de gran parte de los gobiernos del mundo frente al genocidio de Adolfo Hitler contra la población alemana no aria y particularmente contra la de raza judía. A muchos avergüenza la permisibilidad ante el holocausto, pero hoy el comportamiento de las grandes potencias es peor.
En especial, el gobierno estadounidense no sólo permanece indiferente y ni siquiera define la matanza de palestinos en ese enclave que gobierna Hamás como un genocidio y crimen de lesa humanidad, sino que el presidente Joe Biden gestiona más fondos para préstamos a las autoridades israelíes, encabezadas por Benjamín Netanyahu, el mayor genocida en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.
Ante la inacción cómplice de las potencias occidentales, Israel, con un ejército de los más capacitados para matar en el planeta, además de los bombardeos a la población civil palestina asentada en la Franja de Gaza, cuyas víctimas se calculan entre 22 mil y 30 mil, de las cuales un alto porcentaje son niñas, niños y adolescentes, anunció la inundación con agua de mar del sistema de túneles, donde se protegían hombres, mujeres, jóvenes y adultos pacíficos, sin importarle agregar incontables víctimas inocentes a su genocidio.
Benjamín Netanyahu expresamente dio a conocer que exterminaría a los integrantes de Hamás, conducta definida por el derecho internacional, precisamente, como genocidio, por ello resulta inexplicable que se lo permitan los gobiernos de las naciones occidentales, lo que no consentirían a ningún otro país.
En lugar de fuertes presiones y bloqueo económico, como el que por razones inexistentes Estados Unidos mantiene contra Cuba, las autoridades estadounidenses respaldan las masacres perpetradas por el ejército israelí, que obedecen órdenes del genocida, aunque tibiamente declare que no está bien lo que Netanyahu está perpetrando contra los palestinos, de los cuales más del 80 por ciento abandonaron sus casas y fueron obligados a salir a un futuro nebuloso.
No conmueve a los gobiernos que pueden influir sobre Israel las escenas, casi en vivo y en directo, de las matanzas de civiles, incluyendo a personal de la ONU, de los cuerpos de auxilio, periodistas y rehenes israelitas, secuestrados por milicianos de Hamás el 7 de octubre, cuando cometieron actos de terrorismo en territorio judío. Mil 400 inocentes murieron a manos de miembros de Hamás, pero el terrorismo de Estado que comete Netanyahu representa 20 veces ese número.
La indiferencia, desinterés o incapacidad de las potencias occidentales aliadas de Israel para obligarlo a cesar sus ataques contra personas, infraestructura de servicios, incluida la destrucción de 8 de los 14 hospitales más grandes y mejor equipados que existían en la Franja de Gaza, añade otra preocupación a la población de numerosos países, que se han manifestado por el fin de la matanza, porque prueba que no son sus gobiernos quienes mandan, sino un poder supranacional, representado por el capital financiero mundial judío, que nada tiene con el verdadero pueblo de esa raza, impone su voluntad y capacidad de destrucción de decenas de vidas de personas inocentes de todas las edades.
Llama la atención que los gobiernos y grandes medios informativos de las naciones occidentales, que pueden influir sobre Israel no mencionen la palabra genocidio en referencia a lo que comete Netanyahu en el enclave palestino, y mucho menos hablen de concretar con urgencia lo del Estado Palestino, que ordenó la ONU en 1948, ni tampoco realicen esfuerzos para construir las condiciones que garanticen la seguridad de las dos naciones. Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad el acuerdo de la ONU del cese de las hostilidades, a costa de la pérdida de su respetabilidad.
