*Los grupos ambientalistas no ven problema con la devastación de los ecosistemas a manos de Calica.
De la redacción
Por ningún motivo el gobierno federal permitirá la reapertura de la extracción de grava y arena en Quinta Roo, por parte de la empresa estadounidense “Calica”, que depredó una vasta área arbolada y daño las condiciones ambientales de la región, informó esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El recurso natural no renovable era llevado al vecino país del norte, para ser utilizado en la construcción de carreteras, a costa de causar daños ambientales. La concesión fue entregada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y antes de vencerse, un día antes de finalizar el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León le fue renovada.
Se trata de un predio de dos mil 600 hectáreas, ubicado a 500 metros de la playa, y aun cuando operaba con concesión, violaba todas las normas ambientales. El presidente López Obrador informó que sigue esperado que la empresa acepte los 6 mil millones de pesos, que arrojó un avalúo
Legisladores estadounidenses han intervenido y sostienen que cancelar la concesión violaría el TEC-MEC, cuando en realidad quien viola ese tratado es la empresa, pues en el acto comercial de México con Estados Unidos y Canadá hay una cláusula que impide daños al ambiente, en el marco de la lucha mundial contra el cambio climático, a que están obligados todos los países.
El mandatario mexicano criticó que los grupos ambientalistas que se oponían al Tren Maya jamás se preocuparon por la depredación de Calica, y ahora mismo no apoyan al gobierno en su problema con esa empresa depredadora de la naturaleza, como debería hacerse. Pidió que los auténticos ambientalistas se pronuncien sobre el tema.
