*Hoy importan más que nunca el Congreso de la Unión, los estatales y gubernaturas.
De la redacción
El primer domingo de junio próximo no sólo se efectuarán elecciones de presidente de la República, 628 miembros del Congreso de la Unión, nueve titulares de poderes Ejecutivos estatales, la casi totalidad de los congresos locales e integrantes de ayuntamientos, sino principalmente se dará una disputa por la nación.
“En las urnas se decidirá si Morena conserva la presidencia, la mayoría legislativa federal y en los estados, mantiene sus gubernaturas y conquista las de Guanajuato y Jalisco, indispensables para profundizar el proceso de la cuarta transformación, o si en cambio la ultraderecha empresarial, con sus brazos electorales PRI, PAN y PRD la frenan, frustran y la convierten en un efímera primavera democrática y social mexicana”.
Jorge Iván Frausto Leal, académico y estudioso del tema de las luchas políticas en México, expuso lo anterior al examinar la trascendencia de los procesos comiciales en marcha, como nunca antes la habían tenido. “Nunca se jugó tanto en las urnas. En las alternancias del 2000 y 2012 no estuvo en juego el destino del país”, aseveró.
Después de la reforma que unificó varias elecciones locales con las federales se han efectuado simultáneamente contiendas interpartidistas en casi todo el territorio nacional, pero en ninguna se había puesto en juego el modelo de país impulsado por la izquierda, ni la naturaleza del régimen, ni se decidía en las urnas la continuidad de un proceso de transformación, ni al servicio de qué sectores de la comunidad nacional se ejercía el poder y se les daba prioridad, reiteró el entrevistado.
No es difícil comprender esta realidad de la lucha por los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y los congresos locales, ahora estratégicos porque “la mayoría, y especialmente la mayoría calificada en los cuerpos colegidos de elección popular es una condición imprescindible para efectuar los cambios constitucionales indispensables para profundizar, ampliar y consolidar las metas de la 4T”, explicó.
Desde esta perspectiva -subrayó Frausto Leal- el Congreso de la Unión y los locales “adquirieron una relevancia que no tuvieron y debieron tener después del Constituyente de 1917, porque ahora podrán bloquear o apoyar los cambios constitucionales para el avance de la cuarta transformación”.
Las propias representaciones populares de las entidad federativa tienen ahora una importancia que no tenían, ni interesaba cuando gobernó el PRI o el PAN. Una iniciativa de reforma a la Máxima Ley del país puede aprobarse por unanimidad y no aplicarse si la frenan y desechan y no la aprueban 17 congresos locales. “De ese tamaño es actualmente el peso de las cámaras de diputados locales”, recalcó.
En el pasado las dos cámaras del Congreso de la Unión y las legislaturas locales (ahora en su mayoría denominadas congresos) eran apéndices de los poderes ejecutivos. La frase hecha de que eran simples oficialías de parte al servicio de los gobernadores y gobernadoras respondía a la realidad, destacó el también analista.
Todo cambió y hora juegan un rol de importancia estratégica en la lucha por el país y por la característica del régimen, insistió Frausto Leal, al sostener que “un importante porcentaje de la población no ha percibido aún en su verdadera dimensión lo que estará en juego el primer domingo de junio. Ni siquiera todos los morenistas”, concluyó.