*Comenzó la tala de árboles sin autorización, denunció un ambientalista.
De la redacción
Ricardo Salinas Pliego, uno de los empresarios más tóxicos para las familias pobres del país, pretende ahora depredar 550 mil metros cuadrados de áreas naturales protegidas en Valle de Bravo.
Se trata de un proyecto de su Banco Azteca, que implicaría devastar la riqueza forestal y afectar el medio ambiente, porque exigiría abrir caminos y construir obras de aprovechamiento de agua de los ríos Valle de Bravo, Malacatepec, Tilostoc y Temascaltepec, cuyas cuencas son un “santuario de agua”, denunció el intelectual, ambientalista, escritor y periodista Iván Restrepo.
“De la superficie citada, en casi 80 mil metros cuadrados construiría residencias para familias de altos ingresos, y para poder aprovecharlas en uso habitacional requeriría de cambio de uso del suelo, ahora de uso forestal”, detalló.
Restrepo informó que Salinas Pliego, quien también enfrenta problemas con campesinos de Malinalco por tierras, y su Banco Azteca y tiendas Elektra sangran a la población de menores ingresos, comenzó a depredar la zona boscosa sin autorización de las autoridades competentes.
Por esta razón los trabajos fueron cancelados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), como en este medio de circulación se informó en su momento. Ahora, en forma extemporánea, solicitó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) el dictamen de impacto ambiental, que a juicio del ambientalista, debe negársele.
Restrepo presentó una apretada síntesis de los daños ocasionados a la naturaleza de esa región, por parte de gente política y económicamente poderosa, como dueños de grandes medios informativos, banqueros y grandes empresarios de otras ramas, ante la indiferencia, impotencia, en todo caso, omisión de las autoridades.
Así se apoderaron de grandes superficies y construyeron lagos artificiales con las aguas de ríos y arroyos desviadas de su curso hacía la presa “Miguel Alemán”, la principal alimentadora del Sistema Cutzamala, lo cual, junto con las bajas precipitaciones pluviales, explican el bajo volumen del vital líquido en ese cuerpo de agua, y el racionamiento para las poblaciones de municipios mexiquenses del Valle de México, para Toluca y Ocoyoacac, y varias alcaldías capitalinas.
En realidad se trata de robo de agua superficial; es decir, de “huachicol”, pero no perpetrado por la delincuencia organizada, como en Ecatepec, sino de “huachicoleros” multimillonarios.
La PROFEPA clausuró las obras del proyecto de Ricardo Salinas Pliego porque no pudo mantener la indiferencia, omisión o la inacción por temor al poder económico y fáctico mediático del empresario. Fue obligada por los ambientalistas, preocupados por la depredación de los bosques y el agua en el popular balneario del suroeste mexiquense.