*Arévalo de León soportó los embates orquestados por la ultraderecha desde la Fiscalía de la nación centroamericana.
De la redacción
Bernardo Arévalo de León despacha ya desde la sede de la presidencia de la República de Guatemala, después de sortear innumerables maniobras de la derrotada ultraderecha, que por diversos medios y con apoyo de la Fiscalía General de ese país trató de desconocer el triunfo del político izquierdista.
Logró cancelar el registro al Movimiento Semilla, que postuló a Arévalo para el cargo y con ello declaró diputados independientes a quienes fueron apoyados por Semilla. Por cierto, la nueva representación popular derogó ese acuerdo de la anterior y reconoció a la bancada semillista. Estaban impedidos para integrar la directiva del Poder Legislativo y sus órganos internos más importantes.
Las maniobras continuaron, y los diputados salientes no permitieron ayer el ingreso de los nuevos, sino hasta las 24 horas. Buscaban con ello la intervención del ejército, como lo señala la Constitución guatemaleca para cuando un presidente no puede rendir protesta y asumir el cargo el día fijado por la propia Máxima Norma.
Dicha disposición constitucional, de acuerdo a la lógica, debe aplicarse cuando haya alteración de las condiciones legales o el presidente o presidenta no quiera asumir el cargo, lo cual no era el caso de Arévalo, hijo de un presidente democrático de mediados del siglo pasado. La resistencia de la ultraderecha a permitirle la toma del poder por el electo democráticamente y con una amplia ventaja, retrasó nueve horas la ceremonia protocolaria y hasta ocasionó que los presidentes y ministros de otros países que asistieron a la toma de posesión emitieran un pronunciamiento conjunto para instar a los representantes populares a llevar a cabo la sesión.
El propio Luis Almagro, cabeza de la Organización de Estados Americanos (OEA), presente en Guatemala, y considerado un derechista, leyó personalmente el exhorto conjunto. La excesiva demora del inicio de la sesión solemne obligó a los presidentes de Chile y Paraguay a retornar a sus países, por tener compromisos contraídos previamente, pues pensaban que todo sería normal.
El nuevo mandatario guatemalteco destacó su satisfacción por el triunfo final de la democracia y se declaró listo para busarle solución a los grandes problemas que enfrenta el país. No obstante, le esperan serios problemas, porque la mayoría legislativa está en manos de la derecha y la ultraderecha.
Cuenta, en cambio, con mucho respaldo internacional en el continente americano y Europa. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, cuyo país tiene límites con Guatemala, ofreció su respaldo y colaboración a su nuevo colega, lo felicitó y mostró su satisfacción porque finalmente Arévalo de León haya vencido todos los obstáculos y ya esté en el cargo.