*Ambos partidos están sufriendo desbandada de cuadros, y el PRD ya es irrelevante.
De la redacción
Los dirigentes nacionales del PRI, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas; y el del PRD, Jesús “El chucho mayor” Zambrano Grijalva, parecen estar enfrascados en una dura competencia para ver quien entierra primero a su partido, según un análisis de “El Espectador”.
Ambas organizaciones han perdido cuadros y militantes, pero sobre todo, votantes. La diferencia es que el PRI tiene todavía mucha militancia y dirigentes locales que perder, mientras al PRD no le queda casi nada.
Otra situación distinta es que Moreno Cárdenas tiene el apoyo decidido e incondicional de quienes lo han acompañado en su desastrosa dirigencia, en la que no ha ganado una sólo gubernatura con su propia clientela electoral, y sólo participa en 4 cogobiernos, que en conjunto apenas gobiernan a 5 millones de personas.
En cambio, al exguerrillero Zambrano Grijalva lo abandonaron ya los principales cuadros que formaban su camarilla o mafia que controla al partido del sol azteca y que le ha ahuyentado votantes.
Ejemplo de estas deserciones del grupo de “Los chuchos” (nombre derivado del dirigente y su tocayo Jesús Ortega) es el del exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo y el del diputado federal Luis Espinosa Cházaro, quien era coordinador de los diputados federales perredistas y renunció inclusive al perredismo, por descuerdo con Zambrano Grijalva, de quien era un incondicional.
El PRD ya había perdido diputados federales, pero su minúscula bancada volvió a sufrir otra merma, pues además de Espinosa Cházaro, dejaron sus filas dos diputadas más, por lo que ahora sólo tiene 12 representantes populares, con riesgo de más deserciones en los próximo días.
De haber ganado la presidencia de la República en el 2006 y perderla por un fraude y la partición ilegal del entonces presidente Vicente Fox Quesada, con Andrés Manuel López Obrador como candidato, hora el objetivo de “Los chuchos” es conservar registro electoral, prerrogativas y cargos de representación proporcional.
Por su parte, Alejandro Moreno Cárdenas perdió a otro cuadro correligionario importante: el exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, quien fue uno de quienes impugnaron la reforma estatutaria que permitió al campechano prorrogar su gestión el frente del tricolor.
Reprochó al dirigente nacional haber excluido a Guerrero de las candidaturas plurinominales del PRI y, en cambio, servirse con la cuchara grande en su estado, Campeche, que tendrá 4 priistas en las listas, incluyendo al sobrino de “Alito”, Christian Castro Bello, quien en la elección por la gubernatura quedó en tercer lugar y a pesar de que ese estado tiene una población de menos del 30 por ciento de la de Guerrero.