*La maquinaría de muerte de Netanyahu no se detiene ante nada; niños, niñas, jóvenes, hombre, mujeres o ancianos inocentes todos.
De la redacción
La masacre de 160 civiles y las lesiones y heridas de más de 700 personas palestinas que buscaban obtener alimentos y otro tipo de ayuda humanitaria de camiones que ingresaron a la Franja de Gaza aumentó la condena mundial contra el gobierno de Israel, quien no sostiene una guerra, sino comete genocidio, pues la población masacrada deliberadamente no poseía armas.
Suman cerca de 31 mil las víctimas fatales y 70 mil las heridas por las tropas de ocupación israelí. En la cifra fría, que no expresa la dimensión del genocidio impune, apoyado económica, militar y diplomáticamente por el gobierno de los Estados Unidos, se incluyen niñas, niños, mujeres y personas ancianas que no representaban amenaza alguna para la seguridad del Estado que representa Benjamín Netanyahu, lo cual es condenado por la población en varios países.
Ya para llegar al primer cuarto del siglo XXI, la barbarie se perpetra ante la vista del mundo entero, que presencia el genocidio casi en tiempo real, ante la indiferencia de la casi totalidad de los países, con la honrosa y digna excepción de Sudáfrica, quien presentó una denuncia por crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional, apoyada por los gobiernos de Brasil y Colombia.
Los gobiernos de los países representados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conocen bien lo que está haciendo Israel en la Franja de Gaza. Lo conocen tan bien que en la última votación sobre el tema en el Consejo General de Seguridad del organismo multinacional votaron casi todos por el alto al fuego, pero Estados Unidos vetó la resolución.
En la Franja de Gaza no hay una guerra, como existe en Ucrania. En el territorio palestino hay una permanente acción de exterminio de la población civil, que no está armada. Las masacres son contra niñas, niños, mujeres y ancianos, en abierta violación a las leyes internacionales y a las específicas que norman las actividades bélicas.
En Ucrania se enfrentan dos ejércitos. Uno, el ruso, que invadió esa nación y otro, el ucraniano, que la defiende y recibe apoyo militar de Estados Unido y las potencias europeas que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En Palestina las víctimas son civiles, desprotegidos y las masacres son intencionales, no por accidentes, pues no hay enfrentamientos entre dos ejércitos.
No obstante, la ONU, que ha perdido cientos de colaboradores a manos de las tropas israelíes, muestra su impotencia para frenar el genocidio, mientras gobiernos y medios occidentales, además de sus grandes medios informativos, guardan silencio cómplice con el genocida.