COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LA “GUERRA SUCIA” NO DARÁ TRIUNFOS A LA OPOSICIÓN,
PERO GENERARÁ ENCONO ENTRE LAS CÚPULAS DE PARTIDOS
A pesar de que se quiso apoyar en notas periodísticas de publicaciones extranjeras prestigiosas, la campaña de la oposición basada en la calumnia de la entrega de dinero de narcotraficantes a la campaña electoral de 2006 del ahora presidente de la República no benefició a la oposición partidista, ahora al servicio de la ultraderecha empresarial. Cerca de 200 millones de mensajes a cargo de granjas de bots que operan en México y el extranjero y repitieron los de “narcopresidente”, pero no tuvo efectos negativos para el partido en el poder.
Tampoco benefició a Xóchitl Gálvez, su candidata presidencial, porque los resultados de las encuestas sobre intención del voto o preferencia electoral la colocan muy distante de la abanderada del oficialismo, Claudia Sheinbaum, como lo estaba desde antes de esa campaña de “guerra sucia”, que gozó amplia difusión en los grandes medios informativos mexicanos impresos y electrónicos, todos adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de la cuarta transformación.
La recurrencia a campañas de desprestigio basadas en mentiras, calumnias, insultos y agresiones verbales daña al ambiente político, y aun cuando no participa una abrumadora mayoría, sí genera encono entre las cúpulas de los partidos adversario y sus cuadros; sobre todo, porque hay casos de sedicentes luchadores por la democracia, quienes consideran tibios los contenidos de la “guerra sucia” y apremia a intensificarla y extenderla.
Ese fue el sonado caso del ex canciller del presidente Vicente Fox Quesada e hijo de otro canciller, Jorge A. Castañeda, quien en un programa de análisis de Televisa, transmitido a todo el país, consideró juego de niño la “guerra sucia” contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena y la cuarta transformación y recomendó poner en práctica una “guerra sucia de verdad”, con la difusión de investigaciones y chismes contra Claudia Sheinbaum.
Después de tirar la piedra quiso tardíamente esconder la mano, al aseverar que el simplemente opinaba, pero no formaba parte del equipo de campaña electoral de la candidata del PRI, PAN y PRD a la presidencia de la República. No obstante, ya había quedado de manifiesta su opinión sobre el tema, y por si quedara dudas, destacó que el tiempo corría, por lo que si no se llevaba a cabo una “guerra sucia” de verdad en 15 días, si la iniciaban después no arrojaría buenos resultados.
Quienes conocen bien al ex secretario de Relaciones Exteriores le reconocen inteligencia y una sólida formación académica, pero también sostienen que es un hombre sin principios y contradictorio, quien ejemplifica muy bien al tipo de intelectual del chiste, que cuando habla con quienes pueden contratar sus servicios le aclara “estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros”, porque así ha sido su trayectoria como hombre público.
Recuerdan que cuando joven quería convertirse en guerrillero, para emular a Ernesto Guevara de la Serna, “El Che Guevara”, pero terminó poniéndose al servicio de un ultraderechista, como Vicente Fox Quesada y Martha Sahagún. Antes se convirtió en odiador de Fidel Castro, a quien idolatraba cuando quería ser un guerrillero de alcance latinoamericano, y ahora está empeñado en darle concejo sobre “guerra sucia” a la abanderada de la ultraderecha empresarial, que integran no más de 4 mil dueños de la riqueza del país y que desde Fox hasta Enrique Peña Nieto tuvieron sometidos y a sus órdenes a los presidentes de la República.
El problema de las campañas de desprestigio basadas en calumnias es que al menos en este proceso para elegir titular del Poder Ejecutivo Federal, no beneficia a sus autores y patrocinadores económicos, pero está generando mucho odio entre las protagonistas de la lucha por la conducción del rumbo del país, por lo que al término de la jornada de votación las cúpulas partidistas, sus cuadros y el poder fáctico económico y mediático estará más confrontados, porque les dolerá perder, y restaurar la confianza entre vencedores y perdedores será extremadamente difícil.
