*El sábado próximo se cumplieran 3 décadas de un crimen que aún causa polémica.
De la redacción
8 días antes de cumplirse 30 años de la ejecución del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el periodista Joaquín López Dóriga defendió la inocencia del expresidente Carlos Salinas de Gortari en este caso que convulsionó al mundo político de entonces y dañó la economía, en perjuicio de los mexicanos.
Como resultado de ese homicidio, la situación económica, financiera y presupuestal se descompuso y dio lugar a la crisis estallada en diciembre de ese año de 1994, que después ocasionó la conversión de la deuda de los más ricos del país en deuda pública, por la cual cada año pagamos con nuestros impuestos, sólo por intereses, 50 mil millones de pesos.
Los mismos intereses políticos, económicos y criminales involucrados en la ejecución del candidato presidencial priista asesinaron en septiembre de 1994 a Francisco Ruiz Massieu, exgobernador de Gurrero, secretario general del CEN del PRI, diputado federal y coordinador de los legisladores de su partido.
López Dóriga, quien en el sexenio presidencial de Enrique Peña Nieto cobró a la presidencia de la República 260 millones de pesos, pagos suprimidos por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, repitió una frase hecha en aquel trágico 1994 por los salinistas (el primer día del año irrumpió la guerrilla del “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”) de que “la bala que mató a Luis Donaldo Colosio Mató también a Carlos Salinas de Gortari”.
Narró que Salinas de Gortari np pudo ordenar la muerte de Colosio Murrieta, porque le había construido su carrera, lo había preparado dándole cargos importantes de diputado federal, senador, dirigente nacional del PRI, secretario de Desarrollo Social y candidato a la presidencia de la República.
El periodista fue quien transmitió en el noticiero que tenía en Televisa la grabación de una conversación telefónica que Adriana Salinas de Gortari sostuvo con Raúl Salinas de Gortari, entonces preso en una cárcel ubicada en Almoloya de Juárez por la muerte de su ex cuñado, Ruiz Massieu y por enriquecimiento ilícito.
En esa plática de los hermanos de Carlos, Adriana le reveló a su hermano mayor que su consanguíneo menor, Enrique Salinas de Gortari andaba muy preocupado porque lo buscaba la justicia francesa, por presuntos fondos depositados en bancos de Francia, y que había adelantado que si era detenido, él, Enrique, diría todo relacionado con el origen y dueño del dinero, porque no iría a la cárcel como estaba Raúl en esos momentos, antes de que un acuerdo ilegal de Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox Quesada lograra que el Poder Judicial Federal lo exonerara de ambos delitos y hasta le devolvieran los bienes asegurados. Es decir, los iba a delatar.
Poco más de 8 días después de que López Dóriga difundió la entrevista, el menor de los Salinas de Gortari fue asesinado y su cuerpo abandonado en Huixquilucan. El entonces procurador general de Justicia del Estado de México, Navarrete Prida, informó poco después de los hechos que se tenía casi concluida la investigación, y que cuando se dieran a conocer los resultados y se conociera a los autores del homicidio, se cimbraría el mundo político del país. Esos resultados nunca se dieron a conocer y siguen sin conocerse, pero la opinión pública atribuyó esa muerte a la amenaza que lanzó la víctima y que difundió López Dóriga.
Ahora el periodista sale a defender a Carlos Salinas de Gortari y criticar a quienes siguen considerando que la ejecución de Colosio Murrieta fue un crimen de Estado, ordenado por Salinas de Gortari; sobre todo, porque en su momento se publicó una carta en la cual Ernesto Zedillo Ponce de León, entonces coordinador de la campaña electoral del sonorense, le pedía a éste que se reconciliara con Salinas y que pusiera fin a la especie de rompimiento que existía entre ambos.