*La selección nacional se ha convertido en cliente frecuente de los norteamericanos, derrotarlos es la sorpresa.
De la redacción
La selección mexicana de fútbol está urgida de consolidar buenos jugadores en poco más de dos años, para hacer un digno papel en el próximo mundial, del cual será coorganizador con Estados Unidos y Canadá. Su más reciente derrota en la final del torneo de la CONCACAF, jugada en territorio estadounidense evidenció esa necesidad.
El equipo de Estados Unidos ganó merecidamente porque tienen más y mejores individualidades y también un superior juego de conjunto. En cambio, la selección mexicana no tiene futbolistas que puedan definir por su calidad el triunfo con goles. Esta deficiencia se agrega que varios jugadores mexicanos, quienes en sus inicios pintaban para ser grandes, no se consolidaron, pero siguen ocupando un lugar en la selección, porque no hay otros mejores.
Son los casos de Uriel Antuna, el “Piojo” Alvarado, Jesús Gallardo, Henry Martín, mientras otros ya vieron pasar sus mejores tiempos, y no serán opciones para el Mundial, como Jesús Manuel “Tecatito” Corona, Erick Gutiérrez, Javier “Chicharito” Hernández y Andrés Guardado. No debemos olvidar que no hay futbolistas mexicanos como titulares en los grandes equipos de las mejores ligas europeas.
El problema del mal resultado anoche del partido frente a la selección de Estados Unidos fue que en los primeros 70 minutos el equipo mexicano fue borrado de la cancha, y si los rivales no anotaron más goles fue porque fallaron y el portero Guillermo Ochoa evitó dos. Después del minuto 70 las cosas cambiaron, pero más que por un mejoramiento de la calidad del juego de los mexicanos, por la enjundia que le pusieron, debe reconocerse.
Las cosas salieron mal, a pesar de que México alineó lo mejor que tiene en el fútbol nacional y de los que juegan en el extranjero. Para completar el cuadro, Ochoa fue determinante en el primer gol, porque estaba mal colocado. A pesar de la gran distancia de donde disparó un defensa del representativo de Estados Unidos, el portero mexicano no se corrió hacía el lado por donde venía el balón, por lo que cuando se tiró para atraparlo, no llegó para desviarlo.
Muchos lo culpan también del segundo gol, pero esto no quedó muy claro. En todo caso, lo malo fue que ni siquiera inquietaron al portero estadounidense. El primer balón con dirección de portería rival llegó casi a la media hora de juego, y los disparos de los futbolistas mexicanos fueron desviados del marco de la selección de Estados Unidos.
No faltarán quienes culpen del resultado al entrador Jaime Lozano, pero quienes deben responder por el estancamiento de la selección son los dueños de los equipos, que no han invertido en fuerzas básicas, y han preferido contratar jugadores extranjeros, muchas veces ni siquiera de gran calidad.
Queda poco tiempo para el Mundial de fútbol, por lo que debe trabajarse mucho y de inmediato en los clubes para consolidar a las promesas, que generalmente se pierden por no tener oportunidad de jugar con regularidad.
