*Los desarrollos de súper lujo necesitan grandes extensiones de tierra.
De la redacción
Funcionarios de los ayuntamientos y dirigentes sociales de Valle de Bravo, Atizapán de Zaragoza, Jilotzingo, Lerma y Malinalco demandaron investigar las causas de los incendios en esas demarcaciones, pues sospechan que fueron ocasionados deliberadamente por los poderosos intereses económicos del ramo inmobiliario, que se dedican a construir y comercializar lujosos fraccionamientos campestres.
Suelos boscosos de esos municipios son ambicionados por estos intereses, por el alto valor del suelo que ha alcanzado, por la expansión de mansiones de descanso en medio de zonas arboladas, de lo cual es ejemplo acabado Valle de Bravo, donde hay casas de descanso sobre predios de hasta 30 hectáreas, con lagos artificiales para deportes acuáticos.
En la zona boscosa que comparten Atizapán de Zaragoza y Jilotzingo se construyeron ya asentamientos humanos de estas características, destinados a familias de altos ingresos, y las comopañías inmobiliarias buscan expandir este tipo de fraccionamientos, para lo cual habrían ocasionado los incendios en las zonas forestales.
Incendios intencionales han ocurrido en suelo mexiquense desde hace muchas décadas, especialmente de parte de los dueños de ganado bovino, que prenden fuego a zonas de pastizales secos, para que surja el renuevo que alimenta a sus animales. También ocurrían estos siniestros deliberados para abrir tierras al cultivo en las áreas arboladas.
Otras veces los incendios ocurrían cuando se quemaba la maleza de las tierras de siembras, que se expandían a las áreas boscosas, sin que los campesinos pudieran impedirlo, ni controlarlos o sofocarlos después, en perjuicio de la riqueza forestal, además de que también paseantes que llegaban a las áreas forestales hacían fogatas y al abandonar los sitios no las apagaban, sin contar los incendios iniciados en las orillas de las carreteras, por colillas de cigarros prendidas que arroban en forma irresponsable los conductores.
Ahora hay sospechan que los nuevos incendios intencionales en los bosques mexiquenses corren por cuenta de los intereses inmobiliarios que buscan construir mansiones campestres de descanso, cuyos propietarios las ocupan cada 15 días o una vez al mes, pero cambian, muchas veces en forma ilegal, el uso forestal de suelos a uso habitacional.
Otro factor que daña la riqueza forestal es el de los “rapamontes” clandestinos y aun los autorizados por las autoridades de la materia. Ocasionan incendios para limpiar las zonas de maleza y así poder talar los árboles. En el caso de las personas que obtienen permisos para derribar árboles secos o plagados, lo hacen para aducir que aprovechan las especies secadas por el fuego.