*La decisión ha sido violatoria del derecho internacional y las convenciones diplomáticas
De la redacción
Nadie entiende la decisión del gobierno ecuatoriano de enviar fuerzas policiacas a la sede de la embajada mexicana en Quito. No hay lógica a esta torpeza, por decir lo menos. “No se le ve utilidad a un hecho que tiene la condena internacional”, destacó el internacionalista José Luis Ricalde Zamora.
Sangrientas dictaduras latinoamericanas nunca se atrevieron al violentar las normas que rigen las relaciones diplomáticas en el mundo, ni el derecho de asilo, como lo hizo el presidente Noboa, quien de por sí había dado muestras de un antimexicanismo excesivo, al declarar a la embajadora mexicana “Persona non grata”, una medida desproporcionada frente a un supuesto injerencismo del presidente López Obrador en los asuntos internos del hermano país latinoamericano.
El que estas decisiones se hubieran producido después de una visita de la responsable del Comando Sur de Estados Unidos a Ecuador dio lugar a sospechas de que “pudo tratarse de una orden del gobierno estadounidense o de que Noboa haya buscado congraciarse con un gobierno que está preocupado por el ascenso de la izquierda y del progresismo en América Latina y ha impulsado a fuerzas de derecha y extrema derecha para conquistar o reconquistar el poder por la vía electoral, como los casos de Argentina y el propio Ecuador, o con una nueva modalidad de golpes de Estado como en Bolivia y Perú”, señaló el entrevistado.
Las violaciones al derecho internacional y a convenciones que protegen a las sedes diplomáticas y a los solicitantes de asilo son infrecuentes y quienes las han perpetrado han sufrido daño a su imagen en el mundo, por lo que nadie entiende la decisión del presidente ecuatoriano, hijo del hombre nacido, formado académicamente en Estados Unidos, con escasa experiencia política, nulos antecedentes como estadista e hijo del hombre más rico de su país.
Para dar una idea de la dimensión de lo que pasó en la embajada de México en Ecuador basta con recordar que hasta las valijas diplomáticas son inviolables de acuerdo con el derecho internacional y convencionista, y en el plano de política regional, atenta contra la integridad de América Latina. Es impredecible en qué terminará el problema diplomático entre México y Ecuador en lo que le queda a Noboa en la presidencia, porque desde ahora puede sostenerse que no será reelecto.