*En oficinas públicas, además, exigen los vouchers originales.
De la redacción
En la estrategia de los bancos por elevar sus ganancias, que el año pasado superaron los 340 mil millones de pesos, están aplicando políticas en contra de los clientes, de las cuales éstos se quejan.
En Citibanamex no reciben ciertos pagos en ventanilla, que antes eran comunes. A los usuarios los derivan a los cajeros automáticos, permitiéndole destinar poco personal al área de cajas y ahorrar en cajeros y cajeras.
Peor está la situación en Santander, cuyos mandos dispusieron la no entrega de “voucher” o recibo de pago impreso. Lo envía a un correo electrónico, para que “lo baje” el cliente y lo imprima.
El problema, además de la dificultad técnica que representa, porque no todas las personas disponen de impresoras en sus hogares, consiste en que muchos trámites ante autoridades incluyen entre los requisitos la inclusión del comprobante de pago, en original.
Los que se “bajan” de los correos electrónicos son como fotocopias, por lo que son rechazados y muchos trámites son suspendidos en perjuicio de los clientes de bancos. Deben explicar la imposibilidad de entregar “voucher” sellado, porque en el caso de Santander, no los entrega físicamente en las cajas.
Mientras el afectado hace la aclaración, no siempre aceptada por las autoridades, pierde tiempo, sin que nadie pueda ayudarle, porque las autoridades que controlan a los bancos no intervienen para suprimir esta práctica.
Más perjudicados son los clientes que dejan el pago de algún derecho hasta el último. Por ejemplo: el pago de colegiatura, que se hace horas antes de presentarse al plantel, en la creencia de que obtendrá impreso el “voucher” correspondiente, como se le conoce al recibo de pago o ticket.
No ocurre así, por lo que debe regresar a su domicilio para imprimir el documento enviado por correo electrónico, con el riesgo de que no lo validen en las escuelas, por no llevar sello del cajero o cajera.
El problema generado por el banco resulta un gran problema para las personas que no tienen impresora en sus casas. Y todo por ahorrar gastos del banco. Y así, de diversas formas los clientes son perjudicados por la voracidad del sistema bancario, sin contar con la frecuente situación de que en los cajeros no hay efectivo o “no hay sistema” en el banco de que se trate.
El problema se complica porque nadie quiere perder tiempo en denunciar el perjuicio ocasionado por su banco, además de que solo un bajo porcentaje de los usuarios conoce la dirección de las autoridades competentes en su ciudad.
