*La desinformación y la guerra sucia política llegaron al tema en voz de los opositores a la cuarta transformación.
De la redacción
Poco se ha ventilado, pero la reforma del sistema pensionario de los servidores públicos, privatizado en el 2007 por el presidente Felipe Calderón, no sólo generó condiciones para que al final obtuvieran pensiones equivalentes al 60 por ciento del último salario, sino que también las cuentas no reclamadas en 10 se perderían.
Los cambios legales para privatizar el sistema pensionario específico de los trabajadores del gobierno federal afectaron la imprescriptibilidad; es decir, antes los ahorros no se perdían y podían reclamarse siempre, pero la reforma que aplicó Zedillo puso en límite de 10 años para reclamarlas, y después de ese lapso se perdían para el trabajador.
Tanto las pensiones para los trabajadores de la iniciativa privada como lo servidores púbicos vieron afectada también la edad para jubilarse. De 60 años se elevó a los 65, por lo que quienes lograran jubilarse iban a disfrutar de menos años de este beneficio.
En el caso del sistema pensionario de los asalariados de la iniciativa privada, al elevarse el número de semanas cotizadas de 750 a mil 250, quedaron en riesgo de no juntar ese cifra, por la inestabilidad en el empleo con la reforma laboral de Felipe Calderón, que introdujo la intermediación en las contrataciones.
La reforma del presidente López Obrador busca volver al requisito de las 750 semanas de cotización para recibir una pensión y que no reciban lo que estaba previsto como pensión mensual según la reforma zedillista, sino ir gradualmente elevando el porcentaje, que con la reforma del 2020 en estos momentos es de 44 por ciento, hasta el ciento por ciento del último salario.