*La clase trabajadora fue castigada de manera inmisericorde durante el periodo neoliberal.
De la redacción
Los asalariados del país, especialmente quienes laboran en la iniciativa privada, tienen mucho qué conmemorar en el “Día del Trabajo” instituido para recordar las luchas y la represión de que fueron víctimas los movimientos reivindicatorios. En México los avances en la organización y defensa de los intereses laborales son producto de las luchas que sofocó a sangre y fuego la dictadura de Porfirio Díaz.
Ese espíritu combativo se perdió en la segunda mitad del siglo pasado, de lo cual la mejor prueba es la privatización de las pensiones (con el nuevo sistema pensionario al jubilarse un asalariado iba recibir sólo el 27 por ciento de su último salario como trabajador activo). Los dirigentes sindicales y los diputados y senadores del sector sindical consintieron este daño a sus representados.
Por ese mismo abandono a la defensa de los intereses laborales entre 1982 y 2018 el poder adquisitivo de los ingresos del sector asalariado se desplomó 75 por ciento, según investigaciones del Centro de Estudios Multidisciplinarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aun en estas desventajosas condiciones económicas, los trabajadores eran obligados a participar cada primero de mayo en los desfiles, para conmemorar sus luchas, sin reflexionar sobre la pérdida de niveles de bienestar y calidad de vida precaria, que no compartían sus reressentantes.
En los últimos años el salario mínimo se incrementó de 88 pesos diarios hasta 249, en una recuperación importante, porque aun cuando puede pensarse que si el poder de compra se cayó 75 por ciento, con el más de ciento por ciento de mejora aplicada en este sexenio, ya se recuperó totalmente lo perdido, pero no es así.
El deterioro de la capacidad adquisitiva de la paga mínima legal fue del 75 por ciento, lo cual indica que la pérdida fue de las tres cuartas partes, y que su recuperación exige un incremento del 300 por ciento, y ha sido del 160 por ciento. Es mucho lo que se rescató, pero es insuficiente. De todos modos, la clase asalariada tiene razones para conmemorar el “Día del trabajo”.