*Aún quedan muchos detalles por aclarar del caso.
De la redacción
El obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza fue dado de alta ayer del hospital particular donde estuvo internado, pero no pudo declarar ministerialmente por su mal estado físico, por presuntamente padecer una sobreintoxicación por cocaína, mezclada con medicamentos para disfunción eréctil.
Es bueno que no haya ocurrido un secuestro exprés, pero el caso terminó con un cambio radical de 180 grados, pues no padeció una privación ilegal de la libertad o secuestro exprés con fines de beneficio criminal económico, sino que el jerarca de la Iglesia Católica llegó al Hotel Real de Ocotepec -donde fue encontrado horas después- por su propio pie y en compañía de un hombre, quien horas después salió y lo dejó en una habitación.
Todo ocurrió en Jiutepec, Morelos, donde Rangel tiene una casa. El comisionado de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, fue quien dio a conocer lo de que no hubo secuestro exprés, y de que los análisis clínicos arrojaron como resultado positivo a cocaína y a la otra sustancia mencionada.
El asunto se manejó inicialmente como producto de la inseguridad pública y por cuenta de la delincuencia organizada. El abogado inicial del obispo, Jesús Martínez Bello, declaró que los presuntos delincuentes no se dieron cuenta inicialmente a quién estaban privando de su libertad, y que posiblemente al identificar a su víctima la dejaron en libertad.
El Episcopado morelense expresó severas críticas al gobierno estatal y atribuyó a la incapacidad de las autoridades de la entidad sureña no garantizar la seguridad de las personas en su territorio. Dio por hecho lo del secuestro exprés; sobre todo, después de que se informó que las cuentas bancarias del alto prelado de la Iglesia Católica fueron mermadas por su o sus victimarios.
La noticia sobre la forma voluntaria en que ingreso al hotel y el consumo de droga, por su voluntad o inducido y oblligado por su acompañante; sobre todo, por el medicamento administrado, dejó en una posición delicada a la jerarquía ecleseastica, por lo que en otro comunicado solicitaron no especular con el caso y respetar la privacidad del obispo.
El abogado Martínez Bello dejó la defensa del obispo, y dio a conocer que sus colegas del propio Episcopado se encargarán de la representación jurídica del obispo emérito de la demarcación religiosa Chilpancingo-Chilapa, además de que las condiciones cambiaron, porque él estaba llevando un caso de secuestro exprés, lo que al parecer no ocurrió.
La Fiscalía General de Justicia de Morelos investiga para identificar a la ersona que entró al hotel y se hospedó en la misma habitación del obispo Rangel, lo que parece que será una tarea fácil, dado que existen cámaras en el negocio, además de que también estuvo en cajeros para sacard dinero del jerarca de la Iglesia Católica.
Hay discrepancias sobre el vehículo que trasladó al religioso del Hotel Ocotepec hasta el Hospital General de Cuernavaca “Dr. José G. Parres), pues se dio a conocer que fue una ambulancia de la Cruz Roja, pero esta institución de auxilio se deslindó e informó que no prestó servicio alguno del Hotel Real Ocotepec al Hospital General de Cuernavaca. De la misma forma no se sabe dónde quedó la camioneta último modelo del obispo Rangel.
