*Morena, descabezado; PRI, desprestigio y falta de dinero; el PAN, poca militancia; PRD, inexistente.
De la redacción
( Primera parte)
Los principales partidos contendientes en el proceso local para elegir cabildo y representantes populares enfrentan serios problemas internos, de acuerdo con un análisis de “El Espectador”. El partido en el poder no está a la altura de esta su condición. Su lideresa Martha Guerrero está dedicada a su campaña para alcaldesa de La Paz y su segundo, Nazario Gutiérrez, hace lo propio para alcalde de Texcoco. Morena quedó descabezado.
Peor está en materia de dirigencias municipales, que no existen, como lo reconoció ante este medio informativo la propia Guerrero. Y esta situación no es nueva: así está Morena en el Estado de México desde que dejó su liderazgo Horacio Duarte Olivares, actual secretario general de Gobierno, hace aproximadamente 6 años.
Los representantes morenistas arrastran la incapacidad organizativa y de reclutamiento de militantes, que tenían cuando estaban en el PRD. Y hay todavía grupos o corrientes internas, que estatutariamente no existen en el partido guinda, pero son bien conocidos y se manifestaron en la lucha interna por las candidaturas. Tiene en su favor el alto respaldo popular del presidente Andrés Manuel López Obrador, las causas partidistas y la cuarta transformación, y el activo representado por la gobernadora Delfina Gómez.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), además de su desprestigio, imagen de corrupto y desgaste en el ejercicio del poder durante 94 años, lo cual le costó la pérdida de la gubernatura a pesar de los votos del PAN, PRD y NAEM, carece de dinero para poner a funcionar su estructura organizativa territorial, a lo cual se agrega el envejecimiento de sus operadores políticos y electorales y la falta de atractivo para las nuevas generaciones y aun de las viejas,; a demás, varios de sus cuadros lo abandonaron, de lo cual la mejor prueba es el ex gobernador Eruviel Ávila Villegas y su ex líder Fernando Alberto García Cuevas.
No es problema de incapacidad de su dirigencia, sino de la acumulación de desprestigio y el abandono a sus principios y al pueblo en los últimos 18 años de ejercicio del poder estatal. Como lo comentó al “Espectador” un influyente priista: “antes nuestros gobernantes robaban, pero estaban cerca y atendían las necesidades del pueblo; al último nada más robaban”.
La mejor prueba de su debilidad, falta de confianza y credibilidad ciudadana fue que antes de arrancar las campañas electorales la diputada federal por Tejupilco, Jasmín Jaime Albarrán, renunció a su candidatura para reelegirse; y el alcalde de Capulhuac, Casimiro Alvarado Díaz renunció a su militancia priista, al ser excluido del proceso para postular candidato a alcalde.
Del PAN lo único que puede decirse es que no tiene militancia, porque nunca ha sido un partido de masas, y ahora y con una mayor lista nominal obtiene menos votos que hace 24 años, a ello se agrega que ahora anda del brazo de su adversario ideológico histórico, el PRI. Y que la estridencia de sus dirigentes y cuadros no tiene correspondencia en materia de arraigo popular. (Continuará)