NO OLVIDAR QUE EN EL FONDO DEL CASO “CASAR”
HAY TRÁFICO DE INFLUENCIA Y GRAN CORRUPCIÓN
MAXIMILIANO CASTILLO R.
La revelación del presunto acto de corrupción de la dirigente de la organización no gubernamental “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad”, María Amparo Casar, generó un escándalo mediático, pero sin poner en el centro el hecho de la conducta de la opositora al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El problema comenzó en octubre del 2004, cuando Carlos Fernando Márquez Padilla, esposo de Casar, entonces poderosa coordinadora de asesores del secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, en el sexenio de Vicente Fox Quesada, se lanzó al vacío desde el piso número 12 de la Torre de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y murió.
La víctima había ingresado a laborar a la empresa pública descentralizada en junio de ese 2004. Le dieron un nombramiento de coordinador de asesores de la Dirección Corporativa de Administración de PEMEX. Se ignoran los motivos por los cuales Márquez Padilla tomó la decisión de quitarse la vida de esa forma. Al parecer, estaba separado de la influyente funcionaria foxista.
No obstante, se maniobró para cambiar las condiciones, circunstancias y causas del fallecimiento. Con dolo, y para fines de conveniencia económica, se cambió de suicidio a accidente laboral, para que Casar tuviera derecho a cobrar el seguro de vida de su esposo y recibir una pensión vitalicia.
Fue acto claro de corrupción de la coordinadora de asesores del secretario de Gobernación de Vicente Fox Quesada, doblemente condenable, porque se trató de una alta funcionaria pública, que se benefició de una pensión vitalicia, inicialmente de 125 mil pesos mensuales y ahora superior a los 130 mil.
No tenía derecho a recibir ese monto mensual y para toda su vida, ni los 17 millones de pesos del seguro de vida del funcionario que llevaba apenas 4 meses al servicio de PEMEX. Proceder con honestidad y ética, hubiera impedido a María Amparo Casar recibir esos beneficios.
Su conducta presuntamente delictiva, fue doblemente grave, por tratarse de una alta funcionaria pública federal, y resalta más ahora que encabeza una organización que en teoría combate, precisamente, la corrupción e impunidad, en las que ella habría incurrido. De confirmarse en los juicios civil y penal que le iniciaron, quedará descalificada para enarbolar la bandera de la lucha contra la corrupción e impunidad.
Por su influencia, María Amparo Casar recibió en pocos días el importe del seguro de su esposo y la pensión, y ese mismo octubre del 2004 cobró el primer cheque como beneficiaria de la muerte en “accidente de trabajo” de Carlos Fernando Márquez Padilla.
Todos los periodistas, académicos, intelectuales y representantes de otros grupos, condenaron el que se haya dado a conocer el caso, pero no tocan el acto de corrupción en que incurrió Casar, quien para su lucha contra la corrupción recibe fondos de la embajada de Estados Unidos, y que utiliza para atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador y las acciones de su gobierno.