*No se ha informado si abarcará todas las carteras del ejecutivo o si serán varios anuncios.
De la redacción
Gran interés despierta el primer anuncio de los integrantes del gabinete de la presidenta de la República electa, Claudia Sheinbaum, como decisión de importancia estratégica y para el inicio de la transición de la administración pública federal que entregará el presidente Andrés Manuel López Obrador a la nueva mandataria.
En diversos círculos de discusión se opina que la próxima mandataria, primera mujer en la historia en ocupar el cargo, dará a conocer sólo a una parte de quienes serán sus colaboradores de primer nivel, aunque otros sostienen que será a todo el equipo o miembros del gabinete, pues cada uno éstos deberá trabajar con su contraparte la entrega recepción en un corto tiempo, pues a partir de este año las administraciones federales comenzarán el primer día de octubre, lo cual le resta dos meses al periodo de transición, respecto a los anteriores.
El día de hoy se terminarán las especulaciones sobre quiénes del amplio equipo de campaña integrarán el nuevo gabinete, pues los cargos de ese nivel no alcanzan para todos los que se sumaron y trabajaron en la campaña. Para las tareas de busca del voto, Claudia Sheinbaum conjunto a numerosas personas valiosas, hombres y mujeres, desde ex servidores públicos, legisladores, académicos y científicos, hasta diplomáticos y políticos de carrera.
Antes de las designaciones de la próxima presidenta, en forma interesada y sesgada, los analistas políticos de medios nacionales, casi todos partidarios de Xóchitl Gálvez y opositores al presidente Andrés Manuel López Obrador, insistieron en que éste impondría a los miembros del futuro gabinete, a pesar de que el mandatario ha sido claro en que será respetuoso de su sucesora.
Hasta ahora el único quien tiene seguro su alto cargo es el economista Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público, porque lo anunció la presidenta electa y él aceptó, aunque presuntos especialistas destacan que no será para todo el sexenio, porque el funcionario pierde dinero, al desatender sus actividades profesionales en el sector privado, pero lo hace como aportación a los esfuerzos gubernamentales en favor del país.
