CARAS VEMOS… NO SABEMOS
AUGUSTO LOZANO ROBLES
En Toluca la oposición perdió todo. No ganó ni una de las 5 elecciones con alcance local: la alcaldía, las diputaciones locales y federales. La capital mexiquense ha sido difícil siempre para la izquierda, y ésta ha sido incapaz y omisa en materia organizativa, de formación de cuadros y de afiliación de militantes. Basta recordar que un fenómeno electoral, como lo es la maestra Delfina Gómez Álvarez (en 11 años pasó de directora de plantel de enseñanza básica a alcaldesa, diputada federal, candidata a gobernadora, senadora, secretaria de Educación Pública, coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación en la entidad y gobernadora), perdió en el municipio. En estas condiciones debe ubicarse lo ocurrido el 2 de junio… Entre otras, fue derrotada la diputada Teresa Castell, buscaba su reelección. Adquirió notoriedad en la Cámara de Diputados Federal, por sus ataques contra el presidente López Obrador, en competencia con los más derechistas extremos del PAN. No estará en San Lázaro después del 31 de agosto… A la oposición le costó mucho en términos electorales el desastroso desempeño del exalcalde, vinculado a proceso, Raymundo Martínez Carbajal. Su liberación bajo fianza sumó a los agravios contra la comunidad toluqueña, que no pudo contrarrestar su sucesor, Juan Maccise, un hombre sencillo, quien logró en poco tiempo acercarse al pueblo, intentar notoriamente resolver problemas, algunos muy difíciles, como la falta de agua potable y la inseguridad pública. Pudo en cambio arreglar varias de las muchas calles destrozadas y limpiar algunas calles de comerciantes semifijos, pero no fue suficiente para desvanecer la molestia del pueblo contra Raymundo… Diego Fernández de Cevallos, quien durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se convirtió en el político más poderoso del país, después del propio presidente y José María Córdova Montoya, se reclama como patriota. Su poder como legislador fue tanto, delegado por Salinas, que mandaba hasta a los representante populares del PRI. Eso fue lo que le dio el nombre de “jefe Diego”. Así le decían los priistas. De patriota nada tiene. Es uno de los grandes traficantes de influencia, lo que se facilita por sus relaciones de amistad o complicidad con ministros, con quienes convivía en fiestas familiares, como la boda de la hija de Juan Collado, donde compartió el pan y el vino con Luis María Aguilar, entonces presidente de la Suprema Corte de Justicio de la Nación ((SCJN) y 5 ministros más, además de finas personas como Raúl Salinas de Gortari, Rosario Robles Berlanga, Carlos Romero Deschamps, y otros personajes de su misma calaña. Tiene igualmente los antecedentes de que intervino en un asunto jurídico en Acapulco, y al final se quedó con un gran predio en la zona de Punta Diamante, de no pagar agua ni predial de sus bienes inmuebles en Querétaro, problema que se difundió ampliamente en las medios. Por eso, patriota, patriota, no es. También se recuerda cuando logró que le devolvieran a una empresa embotelladora de jugo cerca de 2 mil millones de pesos… CONTRAOREJA: “¡Palestina! ¡Palestina! ¡Palestina!”… CONTRAOREJA DOS: “¿Quién queda en el PRI? ¡Si ya todos se pasaron a la 4T! Reflexión del enterado… CONTRAOREJA TRES: “¡Palestina! ¡Palestina! ¡Palestina!”