*El representativo nacional ha recibido duras críticas por su pobre desempeño.
De la redacción
Julián Quiñones cometió un penal cuando desempeñaba tareas defensivas, a pesar de que es delantero. Eso da una idea de que la selección mexicana de fútbol jugó muy mal frente a Venezuela, para cargar así con una derrota dolorosa que compromete sus aspiraciones en la Copa América, en juego en Estados Unidos.
Otro delantero, Orbelín Pineda, falló un penal cuando faltaban pocos minutos para concluir el encuentro y,a de esta forma, dejó escapar la última oportunidad de empate. El portero venezolano desvió el balón y fue elogiado, pero la verdad es que el tiro, aunque iba dirigido cerca del poste, no llevaba potencia; es decir, fue mal ejecutado. Por si fuera poco, la mano que fue sancionada con el tiro desde los 11 pasos iba hacía un lado; es decir, fue rematado con deficiencias, pero la suerte lo convirtió en penal.
Las dos actuaciones claves del seleccionado corrieron por cuenta de dos atacantes: uno, que ocasionó el penal en contra; el otro, que falló el marcado a favor. Así no se puede ganar un partido. Ahora el problema para el representativo mexicano consiste en que si calificara a la siguiente fase, lo cual no es imposible, a pesar de todo, no ocuparía el primer lugar, y en esas condiciones tendría que enfrentar a Argentina.
¡Que horror! ¡Que vergüenza!, vociferaban los cronistas deportivos de las cadenas de televisión; los mismos que elogian sin rubor a jugadores regularcitos, hasta hacerlos perder piso, marearlos y contribuir así a su estancamiento o desaparición del balonpié nacional; sobre todo, cuando se trata de jugadores propiedad de los dueños de las empresas televisivas.
Sobre el juego solo puede decirse que el mal resultado pudo ser peor, porque los venezolanos estrellaron un balón en un poste y otro, en el larguero, más otro de Salomón Rondó, jugador del Pachuca, que rozó el poste izquierdo de la portería defendida por Julio González, cuando éste se encontraba vencido.
La delantera mexicana sigue sin tener contundencia, pues desaprovecharon oportunidades claras de gol. Una de Uriel Antuna y otra, de Santiago Jiménez. En el caso de éste último, parece que su caso es el de esos buenos jugadores, pero de clubes, que por extraños motivos no rinden igual en selección.
Y otra vez las críticas a Jaime Lozano, un entrenador joven, que tal vez tiene fallas, pero no es culpable de que los dueños de los equipos no formen grandes futbolistas para la selección, y sin un buen juego de conjunto y sin cuadros capaces de hacer un gol en jugada personal, ni el entrenador del Real Madrid podría hacer mucho con la selección.
Estuvieron en el partido, además de Quiñones y Pineda, otros que los cronistas tienen por buenos futbolistas, como Antuna, Jiménez, el “Chino” Huerta, Alexis Vega, sin hacerse notar. Algunos pasaron desapercibidos. Otro problema de la selección es el de la lentitud de quienes integran la defensa. Con mucha facilidad los superaban los delanteros venezolanos, además de lo mal colocados que estuvieron, por ello no debe extrañar la derrota, porque adicionalmente, como se ha insistido en este espacio: el fútbol de los países de la CONCACAF ha mejorado notable e indiscutiblemente, mientras el de México se encuentra estancado.