COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
“ALITO” QUIERE TERMINAR CON EL PRI, Y LE FALTA YA POCO
PARA LORARLO: BUSCA CAMBIAR ESTATUTOS, PARA SEGUIR
Reza un adagio popular que si un ave camina como pato, se comporta como pato, se alimenta como pato, nada como pato y tiene como comañera a un pato, todos tenemos derecho a pensar que se trata de un pato. Eso ocurre con Alejadro Moreno Cárdenas, a quien le gusta que le diga “Alito”. Por los desastrosos resultados electorales ofrecidos como dirigente del Partido Revolucionario Institucional y el deterioro casi irreversible ocasionado a la imagen del que fue partido casi único, resulta creíble que es un infiltrado de Morena para desplomar a la oposición.
En las pasadas elecciones obtuvo apenas 5 millones 736 mil votos, mientras su viejo adversario ideológico y ahora aliado y cabeza de la coalición que integra, el PAN, llegó a 9 millones 645 mil, en números redondos. De esta forma lo desplazó de la condición de principal partido de oposición en México, y es el peor desastre comicial en la historia de ese partido, cuya fundación desde el poder con otras siglas ocurrió en 1929.
En la última elección presidencial, de ser partido gobernante desde 1929 hasta el año 2000 y recuperar la presidencia en 2012, con 19.2 millones de votos en favor de Enrique Peña Nieto, ahora fue relegado al cuarto lugar por el partido Movimiento Ciudadano, que con su candidato Jorge Álvarez Máynez le sacaron una ventaja de casi 470 mil sufragios, y no perdió gubernaturas porque las tres en que participa como partido cogobernante no estuvieron en disputa.
Ahora cuadros perredistas culpan al PRI de la pérdida de registro de su partido, mientras los priistas sostienen que la alianza del PRI con el PRD contribuyó a la caída de su clientela electoral, por el enorme desprestigio de “Los chuchos” y temen que en la próxima elección presidencial quede convertido en partido de la “chiquillada”, en gran parte por el mal desempeño de su dirigente nacional, que otra vez en la elección electoral en su estado natal, Campeche, condujo al tricolor, con todo y el apoyo del PAN y el PRD, al tercer lugar.
Aún así, Moreno Cárdenas tiene la más firme intención de reelegirse en la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional, pues ya adelantó que lo de su salida o permanencia la decidirá la Asamblea Nacional, a efectuarse probablemente en unos tres meses, y hablar de esa reunión es referirse a un grupo de priistas de todas las entidades federativas, que es controlado por Moreno Cárdenas.
Es decir, votarán en el sentido que el exgoberador de Campeche quiera, inclusive podría modificar los Estatutos partidistas para que siga otros 4 años, tiempo suficiente para dejarlo completamente en la lona, por lo cual muchos cuadros del antes partido casi único creen que su dirigente nacional es un infiltrado y trabaja exitosamente para debilitar al conjunto de la oposición que formó la alianza “Fuerza y corazón por México”
Si no fuera un “esquirol”, su desempeño y resultados como dirigente son los mismos que si lo fuera, pues de partido en el poder todavía en el 2018 lo hizo caer al cuarto lugar este año, superado por una organización política que apenas tiene 10 años de fundada y a los cuatro ya pudo derrotarlo en la elección presidencial. Por si fuera poco, el priismo nacional no encontró un sólo cuadro idóneo para hacerlo candidato o candidata presidencial.
Lo que hizo con mucho éxito fue garantizarse un espacio de poder, como senador de la República, junto con sus más allegados, como la secretaria general del CEN, Carlina Viggiano Austria; y el esposo de ésta, ex gobernador de Coahuila y coordinador de los diputados federales, Rubén Moreira.
Perdieron casi todos los candidatos del PRI, pero Moreno Cárdenas y sus amigas y amigos seguirán con relevantes posiciones políticas; todas de representación popular. Y si ahora no tuvo candidata o candidato presidencial de las filas priistas, menos tendrá cuadros para esa candidatura en 2030, pues no tiene espacios necesarios para formarlos, porque es partido opositor, que adicionalmente, no sabe operar sin fondos públicos, de los que carece y carecerá.