*La teoría del “lobo solitario” es difícil de sostener.
De la redacción
Más allá de las críticas generalizadas a la ineficacia de los servicios de inteligencia y del Servicio Secreto de Estados Unidos, por no haber evitado la agresión a Donald Trump, la cual sí pudo evitarse, desde la perspectiva mexicana analistas como Gabriel Guerra Castellano, se sostiene que dentro de lo condenable del al menos hay una circunstancia “menos mala”: que el agresor fuera de origen estadounidense y blanco, pues ello evitó que se avivara el racismo y la xenofobia.
Los servicios secretos también fueron cuestionados por no haber informado con precisión de lo ocurrido y de la identidad del agresor, a pesar de que tenían estos datos. Permitieron que surgieran especulaciones y desinformación, como la de que el agresor se llamaba Mark Violets, y no Thomas Matthews Crooks, de 20 años.
De la misma forma no se desmintió la difusión de la fotografía del presunto tirador, que no correspondía al individuo; pero sobre todo, se les censura por no haber atendido la información de un policía local quien vio al frustrado asesino sobre el techo de una infraestructura metálica, además de dar versiones distintas sobre la distancia desde donde se efectuaron los disparos, pues inicialmente se difundió que Matthews disparó desde el propio lugar mitin. Ahora se sabe que lo hizo desde afuera, aunque hay discrepancia enorme entre la distancia que existió entre el agresor y la víctima Donald Trump. Los cálculos van desde 100 hasta 300 metros (esto último parece exagerado).
No obstante, las y los analistas expertos en temas internacional mexicanos ponen énfasis en el hecho de que de haber sido un agresor de origen latino o afroamericano o musulmán, incluso asiático, habría desatado una violenta ola de racismo y xenofobia contra dichos grupos por parte de los ultraderechistas seguidores de Trump.
Eso no ocurrió por el origen del agresor, ajeno tanto al grupo de afrodescendientes como de la numerosa comunidad latinoamericana y otras minorías, inclusive el propio FBI descartó motivos ideológicos y militancia partidista del abatido franco tirador, a quien el FBI considera un “lobo solitario”, como fue la versión o “verdad histórica” en el caso de la ejecución de Luis Donaldo Colosio.
