OPOSICIÓN SIN PROPUESTAS Y
DÉBIL NO CONVIENE A MÉXICO
PIERDE EL SISTEMA DEMOCRÁTICO CUANDO LA
OPOSICIÓN CARECE DE PROPUESTAS Y DIFAMA
El PRI y el PAN agraviaron a los mexicanos cuando gobernaron al país. Su corrupción y alejamiento de la población y la desatención a los problemas colectivos; sobre todo, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado hasta el de Enrique Peña Nieto, pasando por los de los panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, explican lo ocurrido en las urnas el 2 de junio de este año.
Hace 12 años, como lo da a conocer “El Espectador” en su nota principal de portada de esta edición, PAN, PRI y PRD, como adversarios, en conjunto obtuvieron 47 millones 740 mil sufragios en el 2012, mientras este año, ya unidos y con una sola candidata, con dificultades alcanzaron los 16 millones 503.
En dos sexenios perdieron más de 31 millones de votos. La dimensión del desplome de las clientelas electorales de los 3 partidos puede medirse mejor si se toma en cuenta que en la elección presidencial del 2012 la lista nominal de votantes fue de 79 millones 455 mil, y para la de este año superó los 98 millones; es decir, mayor en más de 18 millones.
La débil condición comicial del PAN y el PRI (el PRD ya no existe) satisface a millones de mexicanos, precisamente por el abandono en que los tuvieron, pero la situación no es conveniente para México y su democracia. Los intereses generales de la población exigen una oposición fuerte, responsable, crítica severa de errores, limitaciones, corrupción, arbitrariedades y omisiones del poder, pero propositiva, responsable y preocupada por los problemas sociales.
No es así la que tenemos, como lo comprobamos en las campañas del proceso para elegir presidenta de la República. Recurrió a la calumnia, a las denuncias públicas graves, pero sin pruebas y, por lo mismo, irresponsables e ineficaces para convencer a la abrumadora mayoría de los electores de que le brindaran su apoyo.
Por si eso no fuera suficiente, acusó a Morena de pretender volver al pasado, cuando sus principales encargados de elaborar el programa de gobierno fueron poderosos funcionarios del pasado, neoliberales, responsables del desastre económico de México, como fue el caso de José Ángel Gurría, quien ya era figura protagónica durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
El coordinador general de la campaña de la candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez, fue Santiago Creel Miranda, exsecretario de Gobernación, responsable de manipular a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y al Congreso de la Unión para desaforar al entonces opositor y jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.
En este panorama, el desastre electoral opositor no debe dar gusto, sino generar preocupación, porque el partido en el poder necesita que lo cuestionen con eficacia y fundamentos, para obligarlo a rectificar errores. Una oposición débil, sin ideas, ni un proyecto de nación viable, resulta un lastre para la democracia.