COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
ERRADICAR CACICAZGOS EN MORENA Y EVITAR QUE
CONVIERTAN EN REHÉN A LA 4T AQUÍ, UN DESAFÍO
Morena y sus aliados minoritarios dieron en suelo mexiquense el 2 de junio 5.1 millones de votos a la candidata presidencial de la izquierda, Claudia Sheinbaum Pardo. Lo notable fue que ese amplio respaldo lo obtuvo a pesar de tratarse de un partido descabezado, sin estructura horizontal, ni siquiera con una dirigencia estatal consolidada, dominado por un grupo de corte caciquil y patrimonialista.
Desde que Horacio Duarte Olivares dejó la dirigencia estatal morenista hace 6 años, el grupo usufructuario de esa organización no ha sido capaz de integrar sus comités municipales. No lo tiene ni en Toluca, el municipio cuya cabecera es asiento de los poderes del Estado de mayor población y peso electoral del país.
A quienes controlan Morena no les ha interesado fortalecer, organizar de verdad y hacer crecer numérica y territorialmente al partido en el poder. No ha estado en su interés hacerlo, por lo cual su militancia es menor a 500 mil personas. No se sabe si ha sido por incapacidad, negligencia o por conveniencia de grupo, pero no ha podido afiliar 4.6 millones de simpatizantes mexiquenses.
Le importó a ese segmento del morenismo apoderarse de las candidaturas a cargos de elección popular, garantizados no por un eficaz trabajo partidista, sino por el descomunal arraigo popular del presidente Andrés Manuel López Obrador, el apoyo a las causas y objetivos de la cuarta transformación, a la buena abanderada que fue la ahora presidenta electa y al gobierno cercano al pueblo y eficaz que hace la mandataria estatal, Delfina Gómez Álvarez.
Más allá de los asuntos internos del morenismo mexiquense, es claro que la formación de una especie de gobierno paralelo, con el apoderamiento de las posiciones cupulares de poder en municipios y distritos no es saludable para los intereses de los cerca de 18 millones de habitantes de la entidad; al contrario.
La dirigencia formal y real no tiene arraigo popular; pues no pocos de sus miembros son identificados por la comunidad estatal como protectores de la inmensa corrupción del anterior gobierno estatal, porque no le importó detectarla y denunciarla penalmente. No encontró un solo caso de daño patrimonial al erario.
Si se concretara la ambición y tentación de construir una estructura de poder partidista fáctico con alcaldes, alcaldesas, legisladoras y legisladores del grupo, comenzando por la conservación del cacicazgo de 6 años instalado en la representación popular estatal, sería lamentable y pernicioso para el funcionamiento de las instituciones y para la comunidad estatal.
Resulta paradójico, pero el riesgo de un control y sometimiento o boicot del Poder Ejecutivo al Legislativo no lo representa la oposición representada por los partidos de la que fue la alianza “Fuerza y corazón por México”, sino las ambiciones enfermizas de poder de un grupo interno, contrario a los principios de la 4T, al cual incluso no será fácil disciplinar sin generar una grave crisis partidista, por el control de corte caciquil y patrimonialista que tiene sobre los beneficiados con diputaciones, alcaldía, sindicaturas y regidurías, aunque carezca de respaldo en la población, por su pasado colaboracionista con gobiernos priistas.