*La actual dirigencia ofreció los peores resultados vistos por su partido en muchos años.
De la redacción
El senador Damián Zepeda anunció el abandono de la lucha por la presidencia nacional del PAN, en virtud de que estará controlada por los cacicazgos estatales de dicho partido, quienes designaron a los delegados y les dieron líneas para votar a favor de quienes respaldan los dirigentes nacionales, por lo que no tiene sentido participar en la contienda interna.
Damián Zepeda es uno de los cuadros valiosos del panismo y desde la izquierda le atribuyen su pertenencia a la corriente ultraderechista conocida como “El Yunque”, pero como representante popular ha mantenido una posición moderada y fijado posiciones en los debates senatorial con buenos argumentos.
Fue dirigente nacional panista en el tiempo en el que el PAN llegó a tener 11 gobernadores. Ahora tiene 4 y pronto le quedarán 3, porque dejará la de Yucatán en manos de Morena, lo que según el senador obedece a que su partido se cerró a la sociedad civil, y para esta elección de dirigencia no quiso reformar sus estatutos para permitir la participación de la sociedad.
Como ejemplo de ese aislamiento ciudadano del panismo recordó que su militancia nacional es de apenas 300 mil afiliados en un país con 130 millones de habitantes y una lista nominal superior a los 98 millones de personas, precisamente, porque el partido blanquiazul tiene cerradas las puertas a los miembros de la sociedad.
Zepeda fue de los que se opusieron a la alianza del PAN con el PRI y a privilegiar en la campaña electoral presidencial y legislativa federal el atacar al gobierno, sin presentar propuestas, cuando Morena y el presidente López Obrador tienen amplio respaldo. Los resultados fueron que aun con el PRI y el PRD perdió su candidata presidencial y como partido fuera de la alianza no ganó un sólo distrito en 23 entidades federativas.
La elección mediante delegados al Consejo nacional panista estaba programada para el 6 de septiembre, pero desde ahora Damián Zepeda no estará en esa lucha, porque todo está controlado para que Marko Cortés, el dirigente nacional, herede el cargo a uno de los suyos, a pesar del fracaso a que condujo el grupo al PAN en el proceso electoral federal de este año.