COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
USA, CÓMPLICE EN EL GENOCIDIO DE NATANYAHU EN GAZA
Y DE PONER EN RIESGO LA PAZ REGIONAL Y MUNDIAL
La represalia del gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, por la masacre de un grupo de Jamás contra israelís en octubre del año pasado, que dejó cerca de mil 200 muertos, se convirtió en un genocidio, que cuenta con el apoyo militar, político y diplomático de Estados Unidos.
Y la mancha negra que tendrá el país judío alcanzará a la potencia vecina nuestra, porque sin su respaldo las cerca de 45 mil personas asesinadas por Israel en la Franja de Gaza estarían vivas. La deshumanización de las acciones del ejército israelí no hubiesen llegado a tanto sin ese apoyo estadounidense.
El propio presidente Joe Biden destacó hace poco que Israel tiene derecho a defenderse, lo cual no está a discusión. Lo condenable es que sus víctimas en un 70 por ciento del total haya sido niñas, niños, mujeres y adultos mayores inocentes, desarmados y sin posibilidad alguna de defenderse.
Las víctimas de este genocidio o crimen de lesa humanidad, ni siquiera pueden considerarse víctimas de guerra, ya que se trató de palestinos pacíficos, que no participaron en la masacre que perpetró Hamas hace un año, ni representaban peligro alguno a la integridad territorial de Israel y sus habitantes, por lo que carece de sentido común creer que asesinar niñas, niños, mujeres y adultos mayores palestinos sea una acción de legítima defensa.
En esta etapa negra de la historia de Israel y Palestina, los Estados Unidos están en el lado equivocado, y es grave, porque en parte es causante de esas muertes, de miles de heridos, de la destrucción de numerosas viviendas, de infraestructura para servicios básicos, para atención de la salud y la educación, además de que entre las personas asesinadas figuran médicos, enfermeras y maestros.
Para dar un ejemplo de la complicidad del gobierno de Estados Unidos en la tragedia de los palestinos que viven en su territorio de la Franja de Gaza es cuestión de preguntarnos si el gobierno estadounidense respaldaría a Nicolás Maduro si su ejército invadiera Perú y asesinará a la décima parte de los que asesinó Benjamín Netanyahu.
No sólo no respaldaría el genocidio, sino que ya hubiese invadido Venezuela, ocupado el país y derrocado al mandatario venezolano. Así de inexplicable y menos justificable resulta el apoyo en armamento, municipios, político y diplomático que las autoridades estadounidenses otorgan al asesino de niñas, niños, mujeres y adultos mayores en la Franja de Gaza.
Apoya igualmente el terrorismo de Estado y el escalamiento de las tensiones y riesgo de un conflicto mayor en Medio Oriente, con riesgo inclusive de afectar la paz mundial, cuando debería trabajar con casi todas las naciones del mundo que en la ONU condenan los crímenes de lesa humanidad, pero esas condenas se estrellan contra el escudo protector que el gobierno de Joe Biden tiende en el Consejo de Seguridad del organismo multilateral.
Los países del mundo no es que estén cruzados de brazo, sino que nada pueden hacer para impedir las masacres en la Franja de Gaza, porque lo impide Estados Unidos, quien concede a Israel derecho a asesinar niñas y niños, que son inocentes y no representan riesgos para la seguridad del país judío, argumento que esgrime la administración estadounidense.
