DIFÍCIL ESCENARIO PARA EL PERIODISMO DEL
PAÍS; INICIÓ EL SEXENIO CON GRAN DESGASTE
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Nunca en su historia la casi totalidad de los grandes medios informativos del país había iniciado un sexenio en condiciones generales extremadamente complicadas como lo hizo en esta ocasión. Por lo general cada nuevo presidente, ahora presidenta, de la República iniciaba su mandato con interés en mantener una buena relación y el apoyo de los dueños de las corporaciones empresariales mediáticas.
No reparaban en los montos de fondos públicos aplicados a construir esas cordiales relaciones poder-prensa, y así continuaba durante el sexenio, flujo de efectivo que crecía en cada proceso electoral y mucho más cuando se trataba del proceso para elegir presidente de la República, porque se trató siempre de hombres.
Cobraban el apoyo al gobierno, pero también el que demandan al candidato del partido en el poder, que incluía la “satanización” de los abanderados presidenciales de la oposición; sobre todo, a partir de 1988, y especialmente contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador.
La posición de los grandes medios informativos cambió radicalmente a partir del primero de diciembre de 2018 a la fecha. Abandonaron su comportamiento caracterizado por ataques a la oposición y defensa abierta o velada del régimen, fuera priista o panista, para asumirse como aliados y punta de lanza de la oposición contra el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Buscaban someterlo, ponerlo a su servicio y al de los reducidos, pero poderosos intereses empresarial, patrocinadores de esos medios informativos. Fueron 6 años en los cuales no se cansaron de intentar desprestigiar con calumnias al mandatario, a su partido y al proceso de transformación; es decir, ahora apoyaron a la oposición y combatieron al poder público.
Calcularon mal su verdadero poder de convencimiento y de influencia en la población, particularmente en el electorado. Los dueños de los grandes medios informativos estaban convencidos de que podrían generar las condiciones políticas, electorales y sociales suficientes para derrotar a quién Morena y sus aliados postularan para la presidencia de la República, para así recuperar sus privilegios.
No se preocupaban por dinero, porque la ultraderecha empresarial, integrada por poco más de 150 empresarios enriquecidos con la corrupción del período neoliberal les pagaron más dinero del que dejaron de recibir por publicidad del poder público según lo reveló el conocido periodista Ciro Gómez Leyva.
Ultraderecha empresarial y medios informativos, incluyendo a sus periodistas más famosos, fracasaron en sus objetivos estratégicos de recuperar la presidencia de la República, y quedaron mal parados con la a partir de esta semana presidenta de la República, por el apoyo abierto y con todo a la oposición.
En estas condiciones, es previsible que sus grandes ingresos y negocios ilegítimos no vuelvan, y al mismo tiempo inician el sexenio con escasa credibilidad y destrozada la creencia de que no se podía ganar una elección presidencial sin el apoyo de os grandes medios informativos y sus periodistas más conocidos.
Los dueños de la riqueza, por su parte, después de haber gastado decenas de miles de millones de pesos en la prensa para recuperar sus negocios con el gobierno y fracasar, se convencieron de que carece de sentido desperdiciar tanto dinero, aunque provenga de la corrupción del pasado. Esto configurará un difícil futuro para las empresas integrantes del poder fáctico mediático.