*La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ofreció una disculpa por la represión.
De la redacción
Al reconocer que la masacre de estudiantes en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, durante al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz fue un crimen de Estado, la presidencia de la República ofreció una disculpa pública.
Fue para familiares y quienes resultaron heridos esa tarde noche, no solo alumnos de diversas instituciones de estudios superiores, especialmente de la UNAM y el IPN. En un decreto se oficializó esta disculpa y el compromiso de que no se volverá a repetir un acto de lesa humanidad.
Esa fecha de hace 56 años, el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó al Ejército ponerle fin mediante la represión al movimiento estudiantil, iniciado a finales de julio de 1968 y que fue creciendo por los actos represivos que se fueron sucediendo, incluyendo la toma de Ciudad Universitaria por soldados y la destrucción de la puerta principal.
Estudiosos de los movimientos sociales atribuyen al movimiento estudiantil de 1968 gran influencia en la toma de consciencia sobre los problemas del país, cuyos frutos son los del cambio en la concepción del ejercicio del poder, incluyendo la formación de partidos de izquierda, Morena incluido.
La presidente Sheinbaum Pardo se dijo hija de ese movimiento, porque su madre Annie Pardo Cemo participó como profesora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por lo cual después fue despedida.
El decreto fue firmado en el marco de la primera conferencia mañanera. La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez dio a conocer el contenido del decreto con la disculpa a nombre del Estado Mexicano, por las atrocidades perpetradas por elementos del Ejército y un grupo paramilitar conocido como “Batallón Olimpia”.
Esta disculpa pública tuvo como antecedentes las disculpas del presidente Andrés Manuel López Obrador a los pueblos Maya y Yaqui, por las atrocidades cometidas durante la dictadura de Porfirio Díaz.
Las autoridades informaron oficialmente que la masacre de Tlatelolco arrojó 38 personas muertas, pero investigaciones periodista calculan que las víctimas mortales sumaron al menos 325, y centenares de heridos.
“Las más altas autoridades federales fueron las que ordenaron, planearon y encubrieron los actos de barbarie”, destacó Rosa Icela Rodríguez, en una época oscura de la historia reciente de México.
En la conferencia habló Pablo Gómez, uno de los dirigentes estudiantiles que fue encarcelado y después amnistiado. La presidenta recordó que entonces tenía 6 años y con su mamá iban a la cárcel de Lecumberri a visitar a Gómez, ahora titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), por lo cual era su obligación ofrecer disculpa El dirigente de los alumnos dijo que se quiso culpar de los muertos los estudiantes, con una prensa que apoyó al gobierno.