*El sistema de justicia del país les concede privilegios sin importar la gravedad de los delitos.
De la redacción
La captura de mandos importantes de la organización delictiva “La Familia Michoacana, el pasado 29 de octubre, en Amanalco de Becerra, evidenció una vez más un fenómeno grave: la participación de menores de edad en actividades criminales de la delincuencia organizada, inclusive en delitos de alto impacto.
Como en este espacio digital lo dimos a conocer con oportunidad, en la fecha mencionada fueron capturadas en el municipio del poniente mexiquense 12 personas, entre las cuales figuraron Óscar “N”, conocido como “Comandante Pecha” y su brazo derecho, Óscar Giovanni “N”, “El Gordo Mata”, quien estaba a punto de ser nombrado por los dirigentes de la banda criminal como jefe en el Valle de Toluca.
Por la relevancia en el mundo delictivo de esos dos personajes, pasó desapercibido un hecho grave: entre los detenidos, hombres y mujeres, estuvieron tres menores de edad, lo cual es doblemente condenable, por ser menores y por estar dedicados a cometer delitos graves ordenados por los mandos.
Este fenómeno tiende a crecer y es frecuente que en todas las detenciones de grupos criminales, hay adolescentes, quienes en lugar de formarse académicamentes, son preparados para dañar a la sociedad, con la guía de asesinos, extorsionadores, secuestradores y sicarios, dedicados de tiempo completo a delinquir.
No fue un caso excepcional que en la captura del “Comandante Pecha”, un mando de la delincuencia organizada que, según la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), con 37 años de edad, de los cuales 15 ha pasado trabajando para la misma organización delictiva, estuvieran en su grupo de cercanos 3 menores de edad.
La situación es delicada y sobre el problema de los menores de edad participando en actividades criminales no parece preocupar a autoridades, ni a la sociedad, cuando adolescentes, casi niños son convertidos en delincuentes, como lo prueban los comunicados de prensa tanto de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, como de la Secretaría de Seguridad del Estado de México.
Lo peor es que no se trata de menores al servicio de adultos que roban billeteras en los mercados0 públicos o en cualquier sitio de concentración de personas, sino de adolescentes participando en extorsiones, secuestros, narcomenudeo y hasta en ejecuciones de enemigos de sus grupos criminales u homicidios con fines de intimidación contra las víctimas de extorsiones.
