*Al final la contienda no estuvo tan cerrada como algunos pronosticaban.
De la redacción
No sorprendió tanto el triunfo del candidato presidencial republicano y expresidente Donald Trump sobre su adversaria republicana, Kamala Harris, sino la enorme ventaja que sacó en el voto universal y en los votos del Colegio Electoral. Cuando esta mañana faltaban 37 de éstos últimos, el ex mandatario e irascible personaje ya había acumulado una delantera que le garantizaba la presidencia.
Llevaba 277 votos, 7 más de los necesarios para alzarse con el triunfo y volver a la Casa Blanca el 20 de enero del próximo año, ante la incertidumbre desde ahora sobre cúal será su comportamiento en esta segunda presidencia, después de fracasar hace 4 años cuando buscó la reelección.
El multimillonario, quien se hizo conocido por organizar concursos internacionales de belleza femenil, tendrá igualmente mayoría en el Senado de la República (integrado por 100 miembros) y en la Asamblea de Representantes (conformada por 435 legisladores), lo que lo hará un presidente poderoso, porque adicionalmente en la Corte hay una mayoría derechista.
En México había preocupación ante la posibilidad de la vitoria de Trump, por la campaña agresiva que hizo contra los migrantes y las amenazas de imponer altos aranceles a las exportaciones mexicanas si no frenaba los flujos migratorios de indocumentados y no se contenía el envío de drogas desde México hacía territorio estadounidense.
Lo cierto es que no será sencillo imponer aranceles. Primero, porque existe un Tratado de Libre Comercio, conocido por sus siglas de TEC-MEC y lo más delicado es que aplicar aranceles a los productos mexicanos conducirá a las autoridades a responder con medidas similares a lo que viene del vecino país. Y a los grandes intereses globales que operan desde Estados Unidos no les conviene una guerra arancelaria entre ambos países. Y son los que mandan allá.
Por si esto no fuera suficiente, Estados Unidos necesita de México ante la expansión comercial de China y hasta por razones de geopolítica y geoestrategia, por ello, como presidente no podrá comportarse como el rabioso candidato presidencial que fue, si bien las relaciones bilaterales no serán fáciles, como no lo fueron en la primera presidencia trumpista.
Esto era previsible, pero los mexicanos mejor informados saben que el fondo de estas relaciones bilaterales sería igual con Kamala Harris, porque ambos partidos responden a los mismos grandes intereses corporativos globales y, especialmente, a la vertiente depredadora de bienestar de los pueblos: el capital financiero mundial.
Donald Trump se excedió en su verborrea durante su campaña e incurrió en despropósitos, como ese de que aplicaría aranceles de hasta el 2 mil 500 por ciento contra los vehículos chinos producidos en México, cuando la verdad es que ningún automotor chino producido en México se envía a Estados Unidos, por la sencilla razón de que esa potencia asiática no tiene ninguna fábrica automotriz en nuestro país.