*A los aranceles puede responderse con aranceles, pero la expulsión es tema interno de USA.
De la redacción
Es deseable y probable que ya en la presidencia, Donald Trump no concrete su amenaza de expulsar de forma masiva migrantes indocumentados, que de acuerdo con demógrafos del vecino país suman 11 millones, de los cuales la mitad -5.5 millones- serían mexicanos, “pero si lo hiciese, dicha medida no podría responderse con una contra medida similar; es decir, México no tendría un instrumento o elemento de negociación, como en el caso de los aranceles”, destacó Eduardo Radilla Salmerón, académico y estudioso del fenómeno de la migración.
“Porque también la aplicación de aranceles afectaría, pero en ese caso México podría responder con medidas similares, lo cual no puede ocurrir con la expulsión de migrantes, porque por irracional que sea dicha decisión, Trump estaría aplicando leyes internas y en su territorio”, recalcó.
Ambas decisiones no sólo serían hostiles para México, sino que en el caso de los aranceles constituiría una clara violación al TEC-MEC, “que es, precisamente, un pacto de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá”, recalcó.
El entrevistado mostró extrañeza por el comportamiento de la oposición partidista y mediática frente a las amenazas del próximo gobernante estadounidense: “no las condenan, ni aluden que la aplicación de aranceles viola el Tratado de Libre Comercio”.
En cambio, “esa misma oposición legislativa y mediática no se cansó de argumentar que la reforma al Poder Judicial Federal y la supresión de los órganos autónomos violaban el TEC-MEC y que Estados Unidos se irritaría con esas decisiones, tomadas en ejercicio de la soberanía e independencia de México. Nunca han señalado que esos aranceles serían contrarios a ese acuerdo trinacional”, subrayó
“Se comenta mucho que la expulsión de migrantes dañaría la economía de Estados Unidos, por lo que Donald Trump se daría un tiro en el pie. La verdad, no sería un tiro en el pie, sino en el corazón de la economía estadunidense, que si no ha perdido más competitividad frente a los países asiáticos, sobre todo, frente a China, es por la fuerza y productividad de los migrantes, tanto legales como indocumentados. Y no sólo mexicanos”, explicó Radilla Salmerón.
Por su parte, Jorge Durand, experto en migraciones y de los que más conoce del fenómeno entre México y Estados Unidos, explicó en un texto publicado recientemente, que el gobierno estadounidense efectuó una expulsión máxima de migrantes en la década de los treinta del siglo pasado y otra mayor en 1954, ordenada por Dwight Eisenhower.
Citó un trabajo del demógrafo Juan Diego Terán, en el cual destaca que de darse la expulsión de indocumentados el problema sería más grave de lo que se prevé, porque involucraría a los indocumentados y a su familia; es decir, esposa, hijas e hijos, por lo que el número se multiplicaría por 3 ó 4, aunque expulsar a millones sería complejo.
Otra desventaja de México es que expulsar mexicanos indocumentados sería más rápido y menos costoso que hacerlo con los de otras naciones, que requeriría el pago de transporte en avión, mientras en el caso de los mexicanos, puede hacerse por tierra y por cualquiera de los 50 pasos fronterizos. Se calcula que expulsar a un millón de migrantes requeriría de una erogación de 88 mil millones de dólares.