*Las declaraciones y dichos de Trump en los últimos días no reflejan una sana salud mental.
De la redacción
Alguna instancia en los Estados Unidos, el Senado o la Cámara de Representantes debe actuar con urgencia y ordenar un riguroso examen psiquiátrico al presidente electo, Donald Trump, antes de que asuma el cargo el próximo día 20, porque sus declaraciones evidencia sin lugar a dudas que se trata de una persona con condiciones mentales afectadas.
Sus anuncios no son normales en un personaje a punto de asumir la conducción de los destinos de su país, y menos cuando en este caso se trata de la primera potencia militar, económica y tecnológica del mundo, que en estos momentos pierde liderazgo internacional, y lo perderá más si el próximo mandatario estadounidense cumple todas o algunas amenazas contra varios países.
No es de cuerdos anunciar una guerra arancelaria con sus dos principales socios comerciales: México y Canadá, y mucho menos su anticipo de que combatirá como terroristas a los narcotraficantes mexicanos, como si en el primer caso no supiera que si aplica aranceles, le responderán con la misma medida, por lo que se encarecerían las exportaciones de los Estados Unidos y perderían competitividad.
En el caso del combate a la delincuencia organizada, Trump se olvida o no sabe que existe un derecho internacional y que un país, por poderoso que sea, no puede invadir militarmente a otro sin una declaratoria previa y justificada con argumentos apegados a las normas internacionales.
También anunció aranceles para las mercancías de Brasil, China, India, Rusia, Sudáfrica y los países que recientemente se incorporaron a ese grupo, y que en conjunto representan el 35 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, con quienes se quiere enemistar Donald Trump, sin medir los riesgos y efectos contrarios para Estados Unidos.
Trump quiere también desconocer unilateralmente los tratados Carter-Torrijos, que devolvió el Canal de Panamá a sus dueños, y que ahora el próximo mandatario estadounidense sostiene que está en manos de China, lo cual es falso, pero genera preocupación y hace necesario examinarlo psiquiátricamente, para determinar si es o no apto mentalmente, y en caso negativo no le permitan llegar al cargo.