TRUMP PARECE DECIDIDO A
ENEMISTARSE CON EL MUNDO
EL PROBLEMA PARA MÉXICO: NOS UNE CON
USA UNA FRONTERA DE MÁS DE 3 MIL 180 K
Donald Trump será un problema para los estadounidenses por su falta de dimensión de estadista, que se acentuará en lo que será su segundo período en la Casa Blanca. No es bueno para la todavía primera potencia económica y militar del mundo carecer de gobernantes lejos de lo que exigen los tiempos actuales y la nueva correlación de fuerzas geopolíticas y geoestratégicas en el mundo.
El próximo mandatario del vecino país del norte desde ahora está amenazando a medio mundo con imponerle aranceles, como si no se diera cuenta que las otras naciones pueden responderle con la misma medida, en cuyo caso se encarecerían las exportaciones propias y perderían competitividad frente a los países exportadores asiáticos; sobre todo, frente a China.
México tendría problemas por tener una frontera de casi 3 mil 180 kilómetros y un intercambio comercial de más de 800 mil millones de dólares, por la circulación de bienes en ambos sentidos.
En todos los campos del ejercicio del poder Donald Trump se comporta como si estuviese al servicio de los adversarios ideológicos y económicos de Estados Unidos, y tratara de debilitar a su país, pues de las acciones anunciadas para las relaciones comerciales se derivarían consecuencias desastrosas para la economía estadounidense, al perder competitividad por los aranceles a sus mercancías e internamente con su producción no podría satisfacer el consumo doméstico.
En materia ambiental quedaría aislado y mal visto en el mundo por el abandono de los esfuerzos multilaterales destinados a frenar y revertir el cambio climático. Ni siquiera Trump y quiénes serán sus cercanos colaboradores acepta el problema que enfrenta el planeta por esta modificación al clima e insiste en que utilizará el método del “fracking” para explotar petróleo y gas, cuando esa modalidad es de las que más contribuyen, precisamente, a la alteración del clima a escala planetaria.
No se diga de su anunciada política migratoria, que consiste en la expulsión de los migrantes indocumentados, cuando esa fuerza laboral es altamente productiva, aporta mucho a la economía estadounidense y evita un mayor deterioro de la competitividad de la potencia vecina.
Y no le sobra mano de obras para el trabajo en las zonas rurales y urbanas, porque Estados Unidos padece un grave problema de adicciones, que afectan a millones de jóvenes en edad de laborar. De la magnitud de esta problemática es claro ejemplo la muerte de más de cien mil al año por sobredosis de drogas ilegales.
Ese número de víctimas es sólo una parte reducida del universo de adictos estadounidense, quienes no son aptos para el trabajo calificado, y los que los sustituyen en las plazas laborales están amenazados de deportación, en una irracionalidad cuya víctima principal son los propios Estados Unidos.
Ahora, si el próximo presidente estadounidense cumple sus amenazas, perjudicará a su nación, y si no lo hiciera, que sería el mal menor, se debilitaría por el incumplimiento de sus compromisos con sus electores, igualmente irracionales, xenófobos, racistas, clasistas e ignorantes. Y forman mayoría en la vecina nación, lo cual constituye otro problema para el mundo, México incluido.