COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EXPRESIONES NAZISTAS EN GRUPO GOBERNANTE DE
USA, QUE NO DEBE MINIMIZARSE; RECORDAR A HITLER
Las inequívocas expresiones de la ideología nazis en el equipo del presidente estadounidense Donald Trump, como el saludo de Elon Musk, repetido por Steve Bannon en la Conferencia Política de Acción Conservadora deben tomarse en cuenta, porque se trata de personajes con enorme influencia en la política exterior del mandatario. El primero, un multimillonario de origen sudafricano es uno de los tres hombres más cercanos a Trump, mientras Bannon, si bien no tiene un cargo en la administración trumpista, tiene mucha cercanía e influye ideológicamente en la ideología del gobernante.
Esas expresiones son tan graves que el joven dirigente de la ultraderecha francesa y eurodiputado, Jordán Bardella, decidió cancelar su participación en esa reunión internacional de organizaciones ultraconservadoras, cuyo objetivo común es conquistar todos los gobiernos de occidente, para imponer una ideología favorable a los muy fortalecidos intereses plutocráticos mundiales, en una era dominada por el depredador del bienestar de la población: el capital financiero global.
Sería un gran error pasar por alto las expresiones de la ideología nazi de quienes en estos momentos rodean e influyen ideológicamente (no importa si se trata de una ideología anacrónica) en el hombre más poderoso del mundo, pues no debe repetirse lo que ocurrió con Adolf Hitler, antes de tomar el poder, cuando su ideología fue objeto de burlas y desprecio, porque se consideraba sin posibilidad alguna de ser la política del Estado alemán.
No debe olvidarse que Adolfo Hitler, cuando expresó sus primeras concepciones supremacistas, racistas, xenófobas estaba lejos de encabezar un partido mayoritario y triunfar en las urnas, para después implantar su sanguinaria dictadura y su afán de dominio del mundo, con la depuración de razas, cuyos resultados todos conocemos y lamentamos todavía. No se le frenó a tiempo y por eso pudo fortalecerse y arraigar su ideología en la mayoría de los electores alemanes.
Musk, Bannon y todos los que piensan como ellos, están en posiciones de poder; es decir, en mucho mejores condiciones políticas, económicas y electorales que Adolfo Hitler cuando era opositor. Trump y sus multimillonarios (ahora se sabe que son nazis), tienen como objetivo imponer su ideología a todas las naciones de occidentes, especialmente en América Latina, donde ya tienen como punta de lanza y peones a lo gobernantes de Argentina, Perú, Ecuador y El salvador.
Los objetivos estratégicos de los nazis estadounidenses son de dominio mundial o, por lo pronto, regional, mediante la vía electoral, sin desechar otros métodos, como los presenciamos en el golpe de Estado en Perú, que derrocó al izquierdista Pedro Castillo, electo democráticamente. Tampoco muestra escrúpulos ante la violación a disposiciones constitucional de ultraderechistas, como ocurrió en los casos de Ecuador y El Salvador.
No podían postularse de nuevo a las respectivas presidencias, por prohibiciones constitucionales expresas, pero lo hicieron y ganaron (en el caso ecuatoriano, la primera vuelta, e irá a la segunda), ante el apoyo implícito del gobierno estadounidense, en una posición radicalmente contraria a la asumida en la elección presidencial de Venezuela, contra cuyo gobierno adoptó medidas económicas de prohibición a más productos venezolano de ingresar a territorio estadounidense.
En este panorama internacional, ideológico, económico y el componente nazista, los gobiernos progresistas y los pueblos, en general, deben percibir los peligros para la independencia y soberanía de las naciones, la democracia y las condiciones necesarias para la convivencia armónica de los países, y el riesgo de que mediante golpes de Estado los fascistas de la Conferencia Política de Acción Conservadora (que está reunida en Estados Unidos) que representan los nazis apoderado del gobierno de Estados Unidos, tomen el control de los gobiernos.
Esa ideología espanta hasta ultraderechista, como lo es el Jordan Bardella, quien optó por no juntarse con quienes revivieron el saludo nazis que fue parte importante de las expresiones no verbales de Adolfo Hitler.
