*El gobierno debería recuperar la rectoría en el precio de los combustibles.
De la redacción
El gobierno federal y la organización de los expendedores de combustibles acordaron fijar un precio máximo a la gasolina “magna”, que no debe costar más de 24 pesos. El acuerdo había sido adelantado la mañana de ayer por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en su conferencia matutina en Palacio de Gobierno.
Lo pactado será por un período de 6 meses, al término del cual se revisarán las condiciones prevalecientes en el mercado de la materia, para decidir si continúa o se modifica el acuerdo, según informaron representantes de los propietarios de gasolinerías; después de suscribir el compromiso con el gobierno de la República.
La gasolina “magna” es la de más alto consumo en México, y su encarecimiento impactaba la economía de los conductores de vehículos; sobre todo, porque el subsidio que el gobierno aplica al Impuesto Especial a Productos y Servicios para evitar el alza de precios, se lo quedaban las gasolinerías para elevar sus ganancias, que llegaron a ser superiores a los 4 pesos por litro.
Por los efectos negativos multiplicadores que tiene el alza de precios de los combustibles, se buscó evitar que incremente la inflación y se perjudique con ello a los consumidores, dado que todos los automotores se mueven con gasolina, mayoritariamente, “magna”; sobre todo, de los dueños de vehículos no de lujo, ni último modelo.
Los combustibles no están sujetas a control de precios, como lo estuvieron hasta el 2013, antes de la reforma energéticas que impulsó el presidente Enrique Peña Nieto, la cual también abrió la distribución del expendio al capital extranjero, justificándolo con el pretexto de lograr la libre competencia y por la misma, reducir los precios. Nada de eso se cumplió.
