DOMINA EL ANTIPATRIOTISMO EN LOS GRANDES
MEDIOS INFORMATIVOS DEL PAÍS EN CASO TRUMP
MAXIMILIANO CASTILLO R.
No es alentador para quienes formamos parte del universo periodístico del país constatar el enfoque de la información y del análisis del fenómeno de política internacional representado por Donald Trump en su segundo turno en la conducción de los destinos de los Estados Unidos.
Frente a la falta de respeto, las mentiras y amenazas del mandatario de la aún primera potencia económica, militar y tecnológica del planeta a nuestro país y a su gobierno, los medios impresos y las cadenas nacionales de radio y televisión proceden claramente con antipatriotismo.
No es criticable la información que difunden del problema, sino su comportamiento festivo y su alegría frente a la grosera posición del gobernante de la vecina nación; lo que es más notorio en los noticieros de televisión, a cuyos conductores se les ilumina el rostro cada vez que dan a conocer la nueva amenaza trumpiana.
Lo mismo ocurre con los representantes de la oposición partidista, cuya mezquindad frente al problema tiene base en su esperanza de que el ultraderechista gobernante estadounidense intervenga en los asuntos internos de México, especialmente los electorales, para ver si así repuntan como formaciones partidistas desacreditadas e incapaces de recuperar el apoyo que llegaron a tener en las urnas.
Los dueños de los grandes medios informativos impresos y electrónicos se convirtieron en diciembre del 2018 en opositores abiertos al Poder Ejecutivo, al partido gobernante y, sobre todo, a la denominada cuarta transformación, que entre otros objetivos estratégicos destaca el de darle al pueblo un papel protagónico en la nueva etapa de la historia nacional.
La oposición partidista sueña con recuperar los espacios de poder y particularmente los de representación popular perdidos en el 2018 y no reconquistados en 2024, pero en el fondo sabe que carecen de posibilidades reales, no ya de volver al poder, sino de contener la pérdida de respaldo popular en las urnas.
Por eso se entusiasman con las amenazas de Donald Trump a México y a sus autoridades, lo cual los conduce a caer en el antipatriotismo y a alegrarse por la posibilidad para ella y de riesgos para la soberanía nacional de un injerencismo que rechaza de antemano más del 80 por ciento de la población, como lo indican las encuestas levantadas y publicadas por algunos de los medios opositores.
Este comportamiento está muy extendido en los segmentos derechistas y ultraderechistas de los partidos opositores y en la parte antinacional del gran empresariado, que construyó sus fortunas a partir de la profundización del neoliberalismo y la corrupción, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Esta posición tiene un componente ideológico fascista, fortalecido por la pérdida de espacios en la toma de decisiones económicas del gobierno federal, antes a su servicio, y ahora al de los intereses de la mayoría, lo que les resulta intolerable y confían en que Donald Trump modificará estas condiciones.
Los dueños de los medios informativos, en su mayoría son conservadores, pero su oposicionismo al gobierno, y su antinacionalismo los motiva la pérdida de sus excesivos beneficios económicos que antes les daban los gobiernos neoliberales.