
*Entre las designaciones figuran las de 2 que perdieron elecciones.
De la redacción
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexiquense ha pasado por momentos difíciles, y a todos sobrevivió. Ayudó mucho a sus dirigentes estatales que los gobernadores habían surgido de sus filas.
Ahora es diferente, porque por primera vez en su historia es oposición en suelo del Estado de México y en las elecciones del año pasado sus cuadros fueron devastados por los candidatos del partido en el poder.
Eso se reflejó en los nombramientos de integrantes del Comité Directivo Estatal (CDE), hechos por la lideresa Cristina Ruiz Sandoval. Dos de las designadas llegaron a sus cargos directivos con dolorosas derrotas a cuesta.
Cristina González Cruz, nueva secretaria de Organización, fracasó en la elección de ayuntamiento de la Paz. Perdió frente a la morenista Martha Guerrero. Fue derrotada a pesar de que era presidenta en funciones y buscaba su reelección.
Otro caso igualmente ilustrador es el de Melisa Vargas Camacho, nombrada titular de la Secretaría de Gestión Social. Fue candidata a presidenta municipal de Toluca y aun cuando hizo una buena campaña electoral, fue derrotada por un amplio margen por Ricardo Moreno Bastida.
Las designados para otras carteras ha desempeñado cargos de elección popular, como alcaldesas o diputadas, pero no han tenido grandes responsabilidades en el Poder Ejecutivo del Estado o en el propio PRI mexiquense.
El problema de la senadora Ruiz Sandoval consiste en que su partido sufrió el peor desastre electoral en suelo mexiquense las elecciones presidencial, de senadoras, senadores y diputadas y diputados federales y locales y ayuntamientos.
Lo más notorio de ese desplome electoral ocurrió en las elecciones legislativas federales. De los 40 distritos no pudo triunfar en uno solo, y tampoco ganó un escaño senatorial.
En estas condiciones desfavorables Ruiz Sandoval buscará reagrupar al priismo, con la desventaja adicional de que sus dos designaciones para el cargo directivo se hicieron sin la participación de los priistas de base, inclusive sin el apoyo de políticos tricolores de jerarquía.
El priismo se siente agraviado, porque independientemente de la valía personal de la lideresa, atribuyen su arribo al cargo partidista por la voluntad del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, quien cuando era gobernador con licencia de Campeche y ya encabezaba el CEN de ese partido, lo colocó en tercer lugar en ese estado, por lo que no confían en que pueda hacer mucho por la organización aquí.
Muchos cuadros estatales importantes abandonaron prácticamente la política, y otros más se incorporaron a Morena o al PVEM, incluyendo a un exgobernador, y no son militantes ya varios de los exdirigentes estatales.