*México no aplicó de inmediato arancel al acero y aluminio de USA
De la redacción
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo decidió no tomar represalia de inmediato a Estados Unidos, por la decisión de Donald Trump de aplicar desde el 12 de este un arancel del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas de acero y aluminio a su país, en esa decisión de pelearse con todo el mundo por el tema.
La mandataria optó por esperar el 2 de abril próximo, cuando el gobernante estadounidense determine la aplicación de aranceles recíprocos; es decir a los países que cobran este impuesto a los productos que le vende la vecina nación.
Los aranceles “recíprocos” los cobra una nación a otra que los tiene establecidos. En el caso de México, por los compromisos del TEC-MEC y la condición de la “nación más favorecida” que tienen entre ambas partes, no aplica cobro alguno a las mercancías estadounidenses.
En la lógica de las coas, el 2 de abril no habría aranceles para México, pero Donald Trump es irracional, arbitrario y está enfermo de poder, sin tomar en cuenta la realidad mundial.
El mismo miércoles, en forma inexplicable, como lo hizo en los casos de México, Canadá y los países asiáticos, se quejó de las naciones de la Unión Europea tratan muy mal a Estados Unidos, lo que explica su decisión de aplicarles lo que él denomina tarifas.
Y como si estuviera en las épocas y el fuera Alejandro Magno o Julo César, que imponían su dominio por la fuerza de las armas a los países conquistados, el advierte que si después de aplicar su aranceles, los países afectados toman represalias, Estados Unidos elevará otro porcentaje igual al establecido.
Es decir, si a los aranceles del 25 por ciento le responden con un impuesto iguala, él elevará otro 25 por ciento, para quedar en 50 por ciento, lo que es una locura. Esa forma de pensar ocasionó grandes pérdidas en el mercado del dinero de Estados Unidos, pero el mandatario insiste en sus arbitrariedades y arrogancia imperial.
La presidenta Sheinbaum Pardo informó que después del 2 de abril y de acuerdo con lo que decida su homólogo estadounidense, tomará las medidas necesarias; sobre todo, porque no hay aranceles a las exportaciones estadounidense, como para que la potencia del norte fije aranceles recíprocos.
De mantener Trump los aranceles al acero y aluminio, su país saldrá perdiendo, porque México aplicará el mismo impuesto a las exportaciones estadounidense, y éstas suman un monto 300 por ciento más que lo que Estados Unidos nos compra.