GRAVE IRRESPONSABILIDAD MEDIÁTICA EN EL
EL CASO DEL RANCHO IZAGUIRRE, EN JALISCO
MAXIMILIANO CASTILLO R.
La oposición mediática al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum creyó encontrar al fin un filón de oro en el rancho Izaguirre del municipio de Teuchitlán, Jalisco, para debilitarla. Peor estuvo la senadora Lily Téllez, al calificar lo ocurrido en ese lugar como un “holocausto”, prueba de que no sabe de lo que habla.
Sin la mínima prueba seria, desde que se descubrieron presuntos restos humanos por parte de un grupo de personas buscadoras de familiares desaparecidos, cuyo dolor, angustia, preocupación y desesperación merece la solidaridad y respaldo social, el poder fáctico mediático dio por hecho irrefutable lo que fue pura especulación.
Su despropósito se expresó con la etiquetación del lugar como un “centro de adiestramiento y exterminio”, y sostuvo que 200 jóvenes, hombres y mujeres fueron ejecutados e incinerados en cuatro hornos crematorios. Sin rigor periodístico, construyeron esa versión, que en la visita de periodistas al lugar no tuvo soporte.
Los desaparecidos suman decenas de miles, y tan sólo en Jalisco, donde tiene su principal cuartel de mando el “Cartel Jalisco Nueva Generación” (CJNG), estas víctimas acumuladas superan el número de 15 mil, pero el número de 200 no está comprobado, contrariamente a lo que sigue sosteniendo el poder fáctico mediático.
La difusión de esa cifra de víctimas no es por falta de rigor profesional, sino por dolo; es decir, deliberadamente exageraron lo ocurrido para a partir de ahí llegar a una conclusión preconcebida: sostener que el gobierno de la República protege a las bandas criminales organizadas.
Pero la oposición mediática -debe insistirse- no busca la verdad, principio que debería ser irrenunciable en el periodismo, sino distorsionarla o sustituirla abiertamente por versiones que se ajustan a sus intenciones de afectar al gobierno federal morenista, aunque comprobaron ya que eso resulta contraproducente.
El problema es que nada pueden hacer, fuera de mentir sin escrúpulos casi todo el tiempo, para perjudicar al partido gobernante, del cual se asumen como opositores, lo que ocurre por primera vez desde cuando la prensa de la dictadura porfirista se ensañó contra el presidente Francisco I. Madero.
Los grandes medios informativos impresos y electrónicos y sus periodistas, como opositores, no tienen vínculos directos con la población y, menos, con los votantes, como para revertir la actual correlación de fuerzas electorales. Son incapaces de efectuar trabajos organizativos entre la población.
Por eso recurren a las invenciones, calumnias, mentiras y a confundir sus intenciones con la realidad. En este escenario quisieron aprovecharlo ocurrido en el rancho Izaguirre, sin pruebas del número de víctimas y sin tomar en cuenta o más bien ocultar que el sitio estuvo en manos del gobierno jalisciense desde septiembre del año pasado, y que los delitos que presuntamente se cometieron son del fuero común. Tan es así, que apenas el mes pasado la Fiscalía General de la República (FGR) ejerció su facultad constitucional de atraer el caso, precisamente, porque era del fuero común. Los medios informativos fueron irresponsables, pero más bien pervirtieron sus obligaciones, con el fin de atacar a las autoridades federales.