El problema de Anaya es que no puede saber si esos votos negativos irán a las urnas.

En encuestas con fuerte sospecha de estar inducidas, José Antonio Meade aparece en segundo lugar, adelante de Ricardo Anaya en las preferencias electorales. Otros ejercicios demoscópicos ubican al panista en segunda posición. Para muchos lo primero no es creíble, recordó Jorge Iván Frausto Leal, en sus análisis para “El Espectador” sobre el tema.

Las encuestas que favorecen a Meade siembran dudas desde ahora sobre el rigor y la imparcialidad de las casas encuestadoras, porque es bien sabido que el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, a pesar de su reunión con Beltrones, no concita respaldo ni mucho menos entusiasmo entre priístas.

Esta situación resulta entendible porque el candidato no es correligionario de los militantes del PRI. Por ello no parecen tener bases en la realidad los números de los muestreos que colocan al extitular de la SHCP por arriba de Ricardo Anaya; sobre todo, porque “de verdad las bases y aun cuadros medios del partido en el poder no pueden sentirlo suyo”, abundó.

Al examinar las posibilidades de triunfo de Ricardo Anaya, Frausto Leal coincidió con quienes piensan que dependerán del voto antipriísta y antilópezobradorista. “Hace seis años el PAN y el PRD juntos hubieran arrasado en los sitios de votación, pero el perredismo de ahora no es el mismo de 2012. Está disminuido por la fundación de Morena”, recordó.

El PAN, en cambio, está electoralmente mucho mejor que en 2012, como lo demostró con sus triunfos de 2016 en las elecciones de gobernadores y el de Nayarit de 2017, y gobierna, junto con el PRD, 16 estados, incluyendo los muy poblados de Veracruz, Puebla y Guanajuato, “en los cuales se elegirán gobernadores”, explicó. No debemos olvidar que Anaya no es Josefina Vázquez Mota y sí tiene el respaldo vehemente de los panistas.

El editorialista de “El Espectador” indicó que, además del voto duro del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, Ricardo Anaya se beneficiará de los sufragios de quienes no quieren al PRI, ni a López Obrador, pero desean un cambio. Y sumados, son millones y millones; sobre todo, los hastiados del tricolor.

“Si un alto porcentaje de este segmento de votantes acude a las urnas no apoyará a José Antonio Meade, ni al tabasqueño, sino a Anaya. Pero el problema es que pudiera ser que no ejerza su derecho al sufragio, en cuyo caso disminuirían las posibilidades de triunfo del panista”, consideró el entrevistado.

Otra posibilidad real, enumeró Frausto Leal, de la cual hablan mucho y muchos analistas es la del voto útil de los priístas el día de la jornada de votación. Si perciben que su candidato no ganará. Con todo y que no quieren a Ricardo Anaya, votarán en su favor, para evitar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, porque a éste le temen más como presidente.

“Puesto en la disyuntiva de asistir como testigo al triunfo de López Obrador o respaldar con su militancia al candidato de ‘Por México al Frente’, el PRI optará por lo último, y con esos votos el panista vencería al tabasqueño”, concluyó.