En V. de Bravo uniformados entregaron a un joven a un grupo criminal.

Fuentes cercanas a las fuerzas federales que participan en los megaoperativos contra la delincuencia se quejan de que los resultados de esas acciones, en las cuales participan hasta dos mil elementos, son pobres porque, sospechan, los malhechores son alertados por policías del Estado.

Tienen la certeza de que los cuerpos de seguridad están infiltrados por el crimen organizado, y lo ocurrido con cinco uniformados de Valle de Bravo les concede la razón. Esos elementos de seguridad pública vallesanos están presos por desaparición forzada de un joven, a quien habrían entregado a un grupo criminal.

No hace mucho fueron capturados en municipio del Valle de México policías estatales y municipales de Tultitlán y Cuautitlán, cuando participaban en el robo de ductos de Petróleos Mexicanos. Utilizaban patrullas, armamentos, equipo, uniformes y placas oficiales. No evitaban, ni perseguían delitos: los cometían.

En la misma zona fueron capturados otros uniformados de élite de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), cuando actuaban como parte de una banda de asaltantes.

En Huixquilucan un elemento policiaco fue capturado por su presunta participación en una banda delictiva que robó armas a la corporación municipal de seguridad. Son muchas las evidencias de que los cuerpos policiacos están infiltrados por la delincuencia organizada.

En todos los casos, salvo lo de Valle de Bravo, los elementos policiacos fueron detenidos en flagrancia, no como resultado de trabajos de depuración de las filas de los cuerpos de seguridad, lo cual indica que los malos elementos vinculados o parte de células criminales deben ser muchos.