*En tres décadas el salario mínimo perdió cuatro quintas partes de su capacidad de compra.
(Segunda parte)
Durante esta etapa del neoliberalismo, pero más a partir de la sumisión de los gobiernos de los estados nacionales a los dictados del Consenso de Washington, se agudizó la explotación de los trabajadores. El poder de compra de los salarios se desplomó un 80.00 por ciento en 30 años; es decir, perdió 4 quintas partes.
En estas condiciones, para recuperar su capacidad adquisitiva, debería aumentar un 400 por ciento, porque la erosión en esta materia dejó sólo una quinta parte de acuerdo a un análisis de “El Espectador” a información estadística del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, difundido al terminar el primer mes de este año.
En forma simplista puede creerse que si el poder de compra se deterioró 80 por ciento, con un aumento de ese porcentaje la paga mínima legal quedaría con la misma capacidad de compra de 1987. No es así.
Con un ciento por ciento de alza al minisalario se recuperaría solo una de las cuatro partes perdidas del valor que tenía hace 30 años, por ello sólo con un 400 por ciento de aumento, es decir, quintuplicando su valor actual podría lograrse ese objetivo.
El CAM, en su investigación, insistió en que el monto actual del salario mínimo significa una violación a la Constitución del país, porque ni de lejos alcanza para cumplir el mandamiento constitucional de: “los salarios mínimos [antes existían tres; después, dos; y ahora, una sola paga mínima legal para todo el territorio nacional] deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.
En estas condiciones, advierte el Centro de Análisis Multidisciplinario, “el salario mínimo se ha convertido, por la acción del Estado, empresarios y líderes ‘charros’, en una arma contra el pueblo de México dentro de una lucha de clases que ha tenido más derrotas que victorias para la clase trabajadora”.
Este desplome en el poder de compra del salario mínimo explica la severa erosión de los niveles de bienestar de las familias trabajadoras, porque ahora destinan más tiempo de labor para comprar la canasta alimentaria recomendable (CAR), según el estudio del CAM.
En 1987, detalla, se necesitaba el importe salarial de 4 horas con 53 minutos para comprarla, mientras al finalizar 2017 se requerían 24 horas con 31 minutos.
Los especialistas de la UNAM critican también a las autoridades del país por no asumir sus obligaciones impuestas por el párrafo tercero del artículo 28 constitucional, el cual ordena: “La leyes fijarán bases para que se señalen precios máximos a los artículos, materias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el consumo popular, así como para imponer modalidades a la organización de la distribución de esos artículos, materias o productos, a fin de evitar que la intermediación innecesaria o excesiva provoquen insuficiencia en el abasto, así como alza de precios. La ley protegerá a los consumidores y propiciará su organización para el mejor cuidado de sus intereses”. Lo cual no hace el gobierno.