
*Reacción contraria al anuncio de Trump sobre los aranceles al acero y al aluminio.
Las reacciones en contra en el mundo entero, pero especialmente de la Unión Europea (UE) y Canadá, obligaron al Partido Republicano (PR) estadounidense a anticipar su oposición al inicio de una guerra comercial, por decisiones de Donald Trump.
El anuncio de los congresistas correligionarios del presidente significó una luz de esperanza de que los aranceles de 25 por ciento a las importaciones de acero y de 10 por ciento al aluminio no se concreten.
Una media de ese tipo no puede llevarse a cabo sin el respaldo de la representación popular estadounidense, por ello para efectos prácticos es casi imposible que Trump comience una guerra comercial, vía altos impuestos al acero y aluminio.
El gobierno mexicano no fijó posición ante el anuncio del gobernante del vecino país del norte. Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Comercio, explicó que esperarán hasta que las medidas arancelarias tengan expresión real, no a nivel de anuncio.
La Unión Europea y Canadá no esperaron que Trump comiencen a cobrar los aranceles para rechazar la pretensión, pues, explicaron, perjudicaría severamente el lento proceso de recuperación de la economía de más de la mitad de los países del mundo.
El mandatario estadounidense fue duramente criticado en todo el mundo por su irresponsabilidad y falta de reflexión sobre el alcance del cobro de aranceles al acero y al aluminio que ingresa al territorio de Estados Unidos.
La Unión Europea y Japón anticiparon medidas de represalias si Trump incurre en proteccionismo y mina las bases y reglas del comercio mundial, lo cual representaría una guerra comercial que perjudicaría a todas las naciones.
Además, recordaron que la medida que piensa o pensaba poner en práctica violan las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), por lo cual de aplicarlas Estados Unidos será sujeto de sanciones.
En el caso de México y Canadá, Trump vinculó la aplicación o no aplicación de los aranceles citados a la incorporación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de cláusulas favorables a su país. De no atender sus reclamos los dos socios de Estados Unidos serán tratados como al resto de los países en el tema de los aranceles.
La oposición a la guerra comercial anunciada por los representantes del propio partido del gobernante alentó esperanza de que la amenaza no pase de eso, porque los republicanos son decisivos para evitar el despropósito.
Han percibido lo inconveniente para todos los países y la economía global de una guerra comercial, y actúan en consecuencia.