*De 291 mil carpetas de investigación logró sólo 5 mil 107 sentencias condenatorias.
(Primera parte)
En una grave y delicada situación, merecedora de una rigurosa y transparente indagatoria, la transformación de la Procuraduría en Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) arrojó resultados desastrosos en su primer año de operación como tal: empeoró su desempeño, propiciando aún más impunidad.
De acuerdo con información oficial del Poder Judicial mexiquense, analizada por “El Espectador”, durante 2017, primer año de vida institucional de la Fiscalía, ésta obtuvo en primer instancia apenas 5 mil 107 sentencias condenatorias, incluyendo 71 de las denominadas mixtas. Las averiguaciones previas abiertas en el período fueron 291 mil.
El número de expedientes concluidos con una condena seguramente disminuyó, porque generalmente muchas son revocadas en segunda instancia o por la vía del amparo. Pero aun cuando todas hubieran sido confirmadas, de cualquier manera la eficacia en la procuración de justicia fue excesivamente baja, la más baja en la historia de la institución, nunca destacada, precisamente, por su eficacia y eficiencia.
La eficacia de una Fiscalía se mide por el número de carpetas de investigación integradas, consignadas a los jueces penales, radicadas y las sentencias condenatorias, comparadas con la cantidad de denuncias. La FGJEM logró radicar en juzgados 18 mil 617 expedientes, incluyendo 806 contra adolescentes, pero las denuncias se acercaron a las 300 mil. Radicó apenas 6.4 por ciento de éstas: las condenas representaron sólo el 1.8% por ciento.
Apenas ese 1.8 por ciento de acusados recibió castigo. La impunidad y doble agravio para las víctimas llegó al 98.2 por ciento. La Procuraduría se transformó en Fiscalía para abatir, precisamente, la ineficacia y la impunidad.
Para ello el Poder Legislativo le incrementó significativamente su presupuesto, a fin de poder capacitar al personal, dotarlo de los avances tecnológicos necesarios para investigaciones científicas y lograr mayor efectividad en la persecución de los delitos.
Los resultados son desastrosos; sobre todo, porque el Estado de México registra el mayor porcentaje de cifras negras del país; es decir, de delitos no denunciados. Sólo se convierten en carpetas de investigación menos de 5 de cada cien ilícitos.
Y de los expedientes penales iniciados, sólo en el 1.8 por ciento se logró el año pasado una sentencia condenatoria en primera instancia, menos las condenas revocadas o modificadas en otras instancias y mediante amparos de la justicia federal. Los criminales tienen prácticamente garantizada la impunidad. (Continuará)